La Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, a través de la Agencia Andaluza de la Energía, ha puesto en marcha el programa “La etiqueta energética”, con el objetivo de formar a los vendedores de electrodomésticos para que sepan explicar a los consumidores las ventajas, en términos de ahorro energético y económico, de adquirir aparatos más eficientes.
Dentro de este programa, a partir del próximo mes de junio se van a realizar 21 cursos en toda Andalucía, en los que se incidirá sobre la necesidad de adquirir aparatos con la calificación energética “A”, que ahorran más electricidad.
El consumo doméstico supone actualmente el 15% del consumo total de energía, por detrás de los sectores del transporte y la industria, lo que lo ha convertido en un segmento prioritario para las acciones de fomento del ahorro y la eficiencia energética que se están llevando a cabo desde la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.
Entre los electrodomésticos que se tienen en el hogar con etiqueta energética -que adjudica una letra entre la “A” y la “G” que indica la eficiencia del aparato-, los que más gasto de energía producen son los frigoríficos y congeladores, así como la iluminación y la lavadora.
La Agencia Andaluza de la Energía formará sobre estos conceptos en los 21 cursos que impartirá la empresa consultora Ceiva y que recibirán más de 700 vendedores de equipos electrodomésticos de Andalucía, donde aprenderán a leer correctamente el etiquetado energético. En estas etiquetas aparecen, entre otros, datos sobre el fabricante del modelo, el consumo de energía y su eficiencia, el nivel de ruido del electrodoméstico y su capacidad. Lo que se pretende es que los vendedores puedan explicar de forma detallada al consumidor cual es el electrodoméstico más adecuado para que no se incremente su factura eléctrica y disminuya el gasto de energía.
Estos cursos, de tres horas de duración cada uno y para cuya difusión se cuenta con la colaboración de CECA (Confederación Empresarial de Comercio de Andalucía) y ANGED (Asociación Nacional de Medianas y Grandes Empresas de Distribución), se enmarcan en el convenio de colaboración firmado entre la Agencia Andaluza de la Energía y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Aprender a leer la etiqueta
En España, existe un Real Decreto por cada uno de los electrodomésticos sujetos al sistema de etiquetado energético, diferente para cada equipo. Los más eficientes son los que tienen las clases «A», ó superior, que pueden consumir hasta el 70% menos.
El frigorífico es el electrodoméstico que más energía consume en el hogar debido a que, aunque su potencia no es muy grande, funciona todo el tiempo. Así, un frigorífico de clase A , consume cuatro veces menos que otro de clase G, la inferior.
Traducido a kilovatios/hora supone que mientras uno de clase A gasta 2.956 kWh en 15 años, con un coste de 296 euros; otro de clase C consumirá en el mismo periodo 8.130 kWh con un gasto de 813 euros. Mientras, el de clase G gastará 12.319 kilovatios por hora en 15 años y supondrá un coste económico de 1.232 euros.
En el curso sobre «La etiqueta energética», la Agencia Andaluza de la Energía recordará que la lavadora es la segunda consumidora de energía en una vivienda, porque entre un 80% y un 85% de la electricidad consumida se emplea para calentar agua. Algo similar ocurre con el lavavajillas, que invierte el 90% de la energía en esa misma función, algo que puede paliarse con un uso correcto.
Si distribuimos el consumo energético del hogar por electrodomésticos, obtenemos que la iluminación y el frigorífico emplean cada uno un 18% de energía. Un 15% se destina para la calefacción, seguida del televisor que gasta el 10%, la vitrocerámica y la cocina eléctrica un 9%, 8% la lavadora y 7% los pequeños electrodomésticos. Otros, como el horno, suponen el 4% de la energía que se consume en el hogar. En este último caso hay que destacar que un horno de clase G consume más del doble que uno de clase A.
Por otro lado, existen aparatos que no cuentan con etiqueta energética, como los equipos ofimáticos. En un ordenador, lo que más consume es la pantalla. Las de LCD gastan casi un 40% menos de energía.