WWF/Adena presenta su informe, “Mantenerse frescos sin calentar el planeta”, con alternativas al uso del aire acondicionado.

En el nuevo informe de WWF/Adena “Mantenerse frescos sin calentar el planeta”, la organización recuerda que existen otras alternativas al uso del aire acondicionado y señala las claves prácticas para afrontar las altas temperaturas veraniegas manteniendo nuestro consumo de energía a raya.

En España el 20% de las familias españolas dispone al menos de uno de estos equipamientos. En el sector servicios (oficinas, comercios, restaurantes, hoteles, centros educativos…) el parque de refrigeración también sigue aumentando a pasos agigantados, hasta el punto de ser el sector que concentra la mayor demanda de energía destinada a refrigeración.

El uso generalizado y, en muchas ocasiones, abusivo del aire acondicionado, con el que se alcanzan a veces temperaturas casi invernales en pleno verano, está contribuyendo a agravar el problema del cambio climático. Estos aparatos demandan un elevado consumo de electricidad, cuya generación depende de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural. De este modo, al aumentar el número de aparatos conectados a la red se está inyectando de forma paralela una mayor cantidad de CO2 a la atmósfera, principal gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento terrestre.

Evangelina Nucete, del Programa de Cambio Climático de WWF/Adena, afirma que “se puede hacer frente al calor sin necesidad de utilizar el aire acondicionado, ya que existen otras alternativas más sencillas con las que podemos sentirnos cómodos en verano sin necesidad de consumir tanta energía, y que deberían tenerse en cuenta mucho antes de acudir a una tienda a por uno de estos aparatos”.

Por ejemplo, la utilización de protecciones solares como toldos, persianas o voladizos es la solución más sencilla para regular la cantidad de radiación que entra en una vivienda. Introduciendo mejoras en el aislamiento del edificio podemos disminuir entre un 25% y un 35% nuestras necesidades de refrigeración y de calefacción. Esta cifra podría llegar al 80% si el edificio dispusiera de un buen diseño bioclimático en el que se tuvieran en cuenta aspectos como la ubicación geográfica, la orientación, color o la forma del edificio. Y, en muchos casos, mover el aire de una habitación con un ventilador puede ser más que suficiente para tener una sensación agradable de confort.

“En aquellos casos en los que no haya más remedio que recurrir al aire acondicionado, tendremos que asegurarnos de que nuestro equipo tenga una potencia de refrigeración adecuada a nuestras necesidades, que sea de clase energética A y que tenga sistema Inverter, con el que se puede ahorrar hasta un 50% en el consumo de energía”, señala Evangelina Nucete. “La temperatura del aire acondicionado debe estar programada entre 24º y 26º C y nunca por debajo de 22º C, para no derrochar energía y prevenir posibles resfriados”.

Es necesario moderar el consumo del aire acondicionado y usarlo sólo cuando sea estrictamente necesario, con el fin de reducir nuestro impacto sobre el cambio climático asociado al consumo de energía.

 
 
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