ASIMELEC (Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicaciones) ha firmado un convenio de colaboración con la Fundación Biodiversidad para emprender un proyecto en el área de la sensibilización medioambiental para Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, cofinanciado por el Fondo Social Europeo. En la actualidad ASIMELEC cuenta con tres fundaciones medioambientales que desarrollan su actividad como Sistemas Integrados de Gestión (SIG) del sector TIC: TRAGAMÓVIL, ECOFIMÁTICA y ECOASIMELEC.
ASIMELEC ha resultado seleccionada para colaborar con la Fundación Biodiversidad y el Fondo Social Europeo dentro del Programa Operativo de Iniciativa Empresarial y Formación Continua. El proyecto presentado por ASIMELEC fomenta el desarrollo de acciones de concienciación sobre la correcta gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y permitirá poner en marcha acciones de información y sensibilización a los distintos agentes que intervienen en el ciclo de vida de los RAEE, con especial incidencia en el canal de distribución.
Para ello, ASIMELEC organizará distintas jornadas informativas por toda España y entrevistas con las empresas de los distintos sectores que representa y editará carteles, folletos informativos y guías de buenas prácticas sobre gestión de los RAEE. Además, realizará un estudio sobre las peculiaridades de los distintos tipos de RAEE y su incidencia medioambiental y habilitará una plataforma en Internet para la difusión de información.
El programa de ASIMELEC afronta los retos que supone la promulgación del Real Decreto 208/2005 sobre Aparatos Eléctricos y Electrónicos y la Gestión de sus Residuos, en vigor desde el pasado 13 de agosto. Esta normativa ha establecido la obligatoriedad de su recogida selectiva para asegurar un tratamiento medioambientalmente adecuado de sus componentes potencialmente peligrosos y fomentar el reciclado de materias primas. Esta normativa asume la creciente importancia de los residuos de naturaleza tecnológica que son generados por los ciudadanos. Se estima que cada ciudadano de la Unión Europea genera anualmente 14 kilos de “basura tecnológica”.