Un mes antes de Navidad y las calles de nuestras ciudades ya están decoradas con el tradicional alumbrado navideño. Más allá de lo que puedan gustar estos adornos, Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre el derroche energético y el impacto ambiental que supone este tipo de ornamentación.
Para Ecologistas en Acción abruma pensar la cantidad de energía que puede llegar a consumirse de un modo tan superfluo en todo el mundo desarrollado durante estas fechas. Y es que aunque los recibos de la luz los paga cada ayuntamiento (al final cada ciudadano), la factura medioambiental en forma de cambio climático, lluvia ácida, residuos nucleares o contaminación la paga todo el planeta.
El consumo eléctrico de las luces navideñas estará cubierto en aproximadamente un 50% por centrales térmicas que generan y emiten toneladas de CO2 a la atmósfera. Un regalo de navidad para el efecto invernadero que causa el cambio climático. Asimismo, un 20% aproximadamente estará generada por centrales nucleares, con el consiguiente riesgo de accidente y la generación de residuos radiactivos que permanecen peligrosos durante cientos de miles de años.
Ecologistas en Acción opina que el mejor regalo que los ayuntamientos pueden hacer a sus ciudadanos y a la ciudadanía global es reducir este absoluto despilfarro energético y no contribuir con él al cambio climático. Es un derroche de luz, un lujo que sólo podremos permitirnos en los países enriquecidos mientras la mayoría de la humanidad siga viviendo completamente a oscuras.
Por otra parte, no se debe olvidar que una de las razones principales por las que se realiza este encendido de luces es para fomentar el consumo en las fechas navideñas. Este consumo está enmarcado en un modelo en el que se produce una sobreexplotación de los recursos y una generación insostenible de residuos.
Si continuamente se pide que en nuestras casas sólo utilicemos la luz que necesitamos, por qué no vamos a hacer lo mismo en nuestras ciudades. Pequeñas medidas como ésta suponen un importante beneficio para el medio ambiente, sin suponer ninguna pérdida de calidad de vida para nadie.