El Consejo de Ministros ha aprobado la Estrategia Española de Calidad del Aire que establece las líneas de trabajo necesarias para satisfacer los objetivos de calidad comunitarios, así como para cumplir con las obligaciones de España en el horizonte 2010, en particular las relativas a los techos nacionales de emisión, y a los Protocolos de Ginebra sobre Contaminación Atmosférica Transfronteriza a Larga Distancia.
Los objetivos que se persiguen con la estrategia es establecer distintas líneas de acción que permitan cumplir con los valores límite y umbrales de alerta, según los casos y basados en los estudios llevados a cabo fundamentalmente por la Organización Mundial de la Salud y diferentes grupos europeos sobre efectos de la contaminación atmosférica en vegetación y ecosistemas. También se busca evaluar la calidad de aire en todo el territorio, mejorar las fuentes de información e instrumentos de gestión, así como establecer mecanismos de colaboración e iniciativas para potenciar la investigación. La Estrategia se basa en que el desarrollo tecnológico es elemento fundamental para hacer compatible el crecimiento económico con una buena calidad del aire.
Por ello se apoya en la investigación y desarrollo tecnológico a través de las subvenciones de fomento de la Investigación para la Prevención de la Contaminación otorgadas por el Ministerio de Medio Ambiente como contribución a los objetivos del Plan Nacional de I+D+i. Estas ayudas alcanzan más de 50 millones de euros en cuatro años y este mismo miércoles se publicó en el BOE la convocatoria 2007 por valor de 17 millones de euros. Respecto a la calidad del aire, se ha dado prioridad a las medidas reales de emisiones procedentes de los sectores energéticos y de transporte y se incluye una nueva línea relativa a la minimización de emisión de partículas procedentes de neumáticos o de pavimentos.
Efectos adversos para la salud
La contaminación atmosférica continua siendo motivo de una seria preocupación en España y el resto de Europa porque existen niveles de contaminación con efectos adversos muy significativos para la salud humana y el medio ambiente. En concreto en España, las evaluaciones de calidad del aire demuestran que nuestros principales problemas son similares a otros países europeos, aunque en algunos casos, agravados por nuestras especiales condiciones meteorológicas (mayor radiación solar que favorece la contaminación fotoquímica y por tanto, la formación de ozono) y geográficas (episodios de intrusiones de partículas de origen sahariano).
La Estrategia está diseñada para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, para proteger su salud y su entorno. La contaminación del aire supone un riesgo para la salud de los ciudadanos, especialmente para los que residen en áreas industriales y grandes ciudades. La Estrategia persigue reducir la pérdida de años de vida reduciendo los efectos nocivos de la contaminación sobre el sistema respiratorio y el cardiovascular.
Por ello, la estrategia contempla instrumentos de colaboración con universidades y centros de investigación, en concreto con el Instituto de salud Carlos III, organismo de investigación y de apoyo científico de carácter nacional, adscrito al Ministerio de Sanidad y Consumo, para la realización de estudios epidemiológicos del impacto de la contaminación del aire en la salud. La contaminación atmosférica también degrada nuestro entorno.
En particular ocasiona graves daños a recursos naturales tan vulnerables en España como los bosques y el agua dulce. La Estrategia busca reducir la superficie de ecosistemas forestales y de agua dulce dañados por la acidificación y por la eutrofización, así como por excesos de concentración de ozono.
La normativa vigente sobre calidad del aire exige la obligación de llevar a cabo planes de mejora de la calidad del aire en los casos que se superen los valores límite establecidos.
La estrategia tiene un enfoque integrador que considera que el logro de los objetivos sólo puede alcanzarse por un efecto acumulativo de las medidas adoptadas por las distintas administraciones públicas. Por ello, la calidad del aire incumbe a las tres administraciones (Estado, CCAA y Entidades Locales) conforme a sus competencias. Así las CCAA tienen competencia para elaborar planes de mejora de calidad del aire cuando se superen los valores límite establecidos mientras que los ayuntamientos tienen importantes instrumentos para combatir la contaminación mediante políticas de sostenibilidad urbana. La estrategia busca que la calidad del aire se integre en otros ámbitos normativos como la energía, el transporte, la agricultura, la economía y fiscalidad, sector residencial, así como el urbanismo y la planificación territorial. Así, el Ministerio de Medio Ambiente está llevando a cabo una intensa labor de actualización y modernización del marco legislativo.
Recientemente, el Consejo de Ministros aprobó la nueva Ley de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera y que venía a sustituir a una de 1972; se está trabajando en la incorporando de la Cuarta Directiva hija sobre metales pesados e hidrocarburos aromáticos policíclicos, así como en la actualización en materia de compuestos orgánicos volátiles. Junto a la actividad normativa también el Ministerio pretende fortalecer con esta estrategia los instrumentos de gestión para la aplicación de la legislación. La estrategia además pretende ser un instrumento dinámico que sea capaz de ir dando respuesta a través de la suma de medidas que las administraciones competentes deban ir articulando en el tiempo.