El carburante, denominado bioetanol, es un alcohol procedente del gas etano que se obtiene a partir de plantas ricas en azúcares como la remolacha, los cereales y el maiz. Además, lleva añadido un 5% de aditivos que mejoran su ignición. Su uso disminuye la emisión de partículas contaminantes y reduce en un 90% las emisiones de CO2 por lo que cumple el Protocolo de Kyoto. Con la puesta en marcha de este proceso para cambiar el combustible de los autobuses de la EMT, el Ayuntamiento de Madrid, apuesta por una movilidad sostenible y de calidad que se caracteriza por ofrecer una de las mejores y más modernas ofertas de transporte público de Europa. La EMT ha estado siempre a la vanguardia de las iniciativas e innovaciones energéticas no contaminantes.
La culminación de este proyecto ha sido posible gracias a una serie de convenios que el Ayuntamiento de Madrid ha firmado con Scania, empresa que ha fabricado los chasis y motores de los autobuses; Castrosua, que se ha encargado de las carrocerías, y Tokheim que ha diseñado los aparatos que surten el combustible.