Cerca de cien especialistas de todas las regiones del mundo, pertenecientes a administraciones públicas, empresas, universidades y organizaciones de la sociedad civil, se han reunido en Madrid los días 11, 12 y 13 de Abril, en el Foro sobre Estrategias Globales para el Clima más allá del 2012. En dicha reunión han tratado de identificar puntos de consenso sobre cuáles deben ser las bases del acuerdo que sustituya o dé continuidad al Protocolo de Kyoto a partir de 2012.
En primer lugar, los expertos reconocen que, a pesar de algunas impresiones, lo cierto es que todos los países están adoptando ya algún tipo de actuación contra el cambio climático. Mientras que Europa lidera el comercio de emisiones, los EEUU están considerando establecer un régimen similar, y China y Japón lideran las actuaciones en materia de eficiencia energética. Otros países desarrollados y en vías de desarrollo también están adoptando medidas. Es esencial comunicar mejor estas actuaciones a la población para evitar el pesimismo.
En segundo lugar, las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático deben integrarse en todos los países con las políticas de desarrollo sostenible, de energía y de transporte. Por último, si se quiere incorporar de forma adecuada a los países en desarrollo, los esfuerzos de adaptación a los impactos del cambio climático deben situarse al menos al mismo nivel que los de reducción de emisiones.
En lo que respecta a los elementos principales de los futuros acuerdos, según se desprende de los debates celebrados, deberían ser tratar de mantener en lo posible los elementos válidos del Protocolo de Kyoto (y eliminar los no válidos), y siempre bajo el paraguas de la UNFCCC. Ahora bien, más que buscar un único acuerdo global, los expertos están de acuerdo en considerar más factibles acuerdos regionales de largo plazo, que permitirían reconocer la situación y las peculiaridades de cada país o grupo de países de forma adecuada. Así, los países desarrollados podrían establecer mercados regionales de permisos de emisión, que posteriormente se coordinarían entre sí. Los objetivos de reducción serían fijados por cada país o grupo de países, de forma que el esfuerzo de reducción fuera similar.
En cuanto a los países en desarrollo, los acuerdos podrían implicar el establecimiento de objetivos no vinculantes, referidos bien a la economía en general o a sectores específicos. En cualquier caso, se reafirma el interés de disponer de objetivos a corto, medio y largo plazo, pero más que como restricciones, como indicadores que faciliten la evaluación de los progresos realizados.
Otra conclusión de interés es que los mercados no serán suficientes, y que será necesario disponer además de mecanismos y políticas específicas, a nivel nacional o regional, que consideren:
- El establecimiento de sistemas de apoyo a las tecnologías más prometedoras libres de carbono, sin que ello signifique escoger prematuramente ninguna de estas tecnologías.
- La incentivación de la eficiencia energética en todos los sectores (transporte, construcción, etc.).
- La consideración de los grupos de población más desfavorecidos, con menor acceso a la energía y más afectados por los impactos del cambio climático.
- Y la financiación adecuada de todas estas actuaciones, en el caso de los países en vías de desarrollo, procedente de los países desarrollados. En este sentido, es fundamental lograr una participación adecuada del sector privado en esta financiación.
Las empresas privadas deben jugar un papel significativo en todo este proceso, tanto como proveedoras de tecnologías y productos innovadores, como agentes de cambio y también de financiación. Pero para ello exigen a los gobiernos credibilidad y claridad en sus objetivos, ambos necesarios para crear el clima necesario de estabilidad y seguridad en las inversiones. Finalmente, un comentario general es que debe prevalecer un enfoque pragmático, no visceral, sobre la mejor manera de encontrar el acuerdo necesario. De esta forma será posible superar el bloqueo existente en muchas negociaciones formales sobre estos temas.
La reunión ha sido organizada por el Instituto Universitario Europeo de Florencia y la Universidad Pontificia Comillas, con la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente, la Comisión Nacional de la Energía, y Enerclub, y con el patrocinio de diversas empresas e instituciones nacionales e internacionales.
Organización del Foro
El Foro ha estado organizado por la Florence School of Regulation (FSR) del European University Institute y la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. En él han participado cerca de cien especialistas de todas las regiones del mundo, entre los que se encuentran; Thomas Schelling, Premio Nobel de Economía 2005; Mohan Munasinghe, Vicepresidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático; Jos Delbeke, Director General de la Comisión Europea para el Cambio Climático; Hans Verolme, Director del Programa del Cambio Climático para Adena y Michael Zammit, Secretario Ejecutivo de UNFCC, entre otros.