La Zona Franca de Barcelona tendrá una red de climatización “district heating and cooling”, similar a la que la ciudad ya tiene en la zona del distrito 22@, y que representa uno de los proyectos más importantes en eficiencia energética de Europa. La inversión será cercana a los 35 millones de euros y podría estar en funcionamiento dentro de dos años.
La instalación se caracteriza porque podrá aprovechar el frío residual resultante del proceso de vaporización del gas licuado que se lleva a cabo en la planta regasificadora de Enagás, que se encuentra en el muelle de inflamables del Puerto de Barcelona. Así, se podrá aprovechar una fuente de energía –el frío que se echa al mar – que ahora se desperdicia.
Tras las elecciones municipales de 27 de mayo, las partes implicadas –los ayuntamientos de Barcelona y L’Hospitalet, el Consorci de la Zona Franca y el Port de Barcelona– firmarán un acuerdo para la construcción de la nueva central de producción de frío y calor, que se ubicará en una parcela sobre la cual se encuentra la central térmica, ahora en desuso, de la antigua fábrica de la Seat. Estas instalaciones se recuperarán y se reconvertirán para acoger la nueva central.
Con la construcción de esta nueva red de climatización se quiere atender la gran demanda energética de climatización existente y que se prevé que aumente en los próximos años en una zona donde se concentran buena parte de los principales proyectos estratégicos y urbanísticos de Barcelona, como el entorno de la Zona Franca y el barrio de La Marina.
La presidenta de la Agencia, Imma Mayol, valora muy positivamente “el hecho de desarrollarlo en una ciudad muy construida y que, por lo tanto, tiene muy limitadas sus posibilidades de aprovechar las energías renovables”.
Proyecto de aprovechamiento del verde urbano
Imma Mayol ha presentado un proyecto de aprovechamiento energético de diferentes residuos de origen vegetal, utilizando las 14.000 toneladas de residuos del verde urbano que gestiona el Institut de Parcs i Jardins a partir de la poda del arbolado, subproductos de jardinería y regeneración de árboles y plantas de los parques y jardines de Barcelona, que ahora se destinan a compostaje y a incineración.
Se está estudiando una alternativa energética para la valorización de estos residuos en una central de biomasa que es construiría en el mismo entorno de la central de “district heating and cooling” que se construirá en la Zona Franca.
Este sistema de aprovechamiento del verde urbano, el primero en el entorno de una ciudad consolidada, contribuye a la reducción del consumo de combustible para la producción de electricidad y de calor para calefacción y para agua caliente sanitaria, y a ahorrar emisiones de CO2 a la atmósfera.