Esta vivienda es el resultado de la voluntad de una joven pareja por tener una casa propia. Ante la imposibilidad de acceso a una parcela para construir debido a los altos precios, deciden hacer lo que cualquier niño que quiere esconderse de sus padres: subir al tejado. Es decir, construir sobre la vivienda de una planta que poseen los padres de uno de ellos.
Ochoarquitectura, el estudio de arquitectura encargado de desarrollar la idea, les propone no enfocar el proyecto como una ampliación de la vivienda existente, sino como la construcción de una vivienda independiente, para así proyectar su propia imagen, muy diferente de la de sus padres. Surge así la idea de una vivienda “parásita”, que no se comportará como tal, pues finalmente se establecerá una relación de simbiosis que aportará beneficios a la vivienda preexistente.
En el proceso de elaboración del proyecto se presta especial atención a establecer un equilibrio entre los aspectos social, económico y natural o energético, para obtener un producto coherente. Un desequilibrio entre ellos conduciría a una situación de inestabilidad. Se entiende que la sinergia generada entre estos valores es la que dota de calidad al proyecto.
Apropiación del espacio
La vivienda se sitúa en un paraje de Vícar, en Almería, donde la estructura urbana está caracterizada por la heterogeneidad de tipologias de viviendas, muchas de ellas de autoconstrucción, con invernaderos y otras explotaciones agrícolas.
Construyendo una vivienda encima de otra, esta pareja muestra su propia identidad a la ciudad, diferenciándose claramente de la de sus padres. Esta apropiación del espacio escénico es necesaria desde el punto de vista personal, vital y urbano. Muchas de nuestras ciudades se han convertido en un desastre urbanistico, resultado de la repetición de un estándar, o una recopilación de los más vendidos que a nadie agrada ni disgusta. La imagen de este edificio propone al ciudadano una reflexión sobre los modos de habitar y sobre el problema de la identidad.
La apropiación del espacio es llevada de manera natural al interior de la vivienda, reflejando la forma de vida de sus ocupantes y dando respuesta a sus necesidades. Se genera un programa de vivienda propio, con espacios propios, dedicados a sus gustos y necesidades, al tiempo que es versátil y permite el cambio.
Aprovechamiento de los recursos
Construir una vivienda de este tipo significa apostar por la densidad. Se apilan unas casas encima de otras. Esta densidad se traduce en un ahorro energético y económico, pues se utilizan sistemas existentes para crecer. Es decir, la nueva edificación, al tiempo que es independiente, establece una relación con las redes y recursos que ya tenemos, lo que se traduce en un gran ahorro.
En el proyecto se apuesta por la utilización de técnicas y soluciones constructivas que puedan llevar a cabo los agentes locales. Se intenta evitar la utilización de sistemas demasiado especializados ajenos a los sistemas del lugar, que generarían un impacto negativo sobre la red economía existente. La mayoría de las soluciones constructivas consisten en la interpretación de los modos ya utilizados o la adaptación de otros simplificándolos o asimilándolos. Todos los materiales utilizados pueden encontrarse fácilmente en el mercado y no requieren mano de obra especializada ni demasiado asesoramiento.
El uso de la tecnología está muy limitado, sustituyéndose los sistemas domóticos o informatizados por sistemas pasivos o activos controlados por los mismos usuarios. La escala del proyecto, y su presupuesto, son el punto de partida a la hora de elegir los sistemas de control climático. Se puede tener un control sobre las condiciones de la vivienda sin tener que hacer inversiones elevadas ni prever un mantenimiento excesivo. Se pueden utilizar modos tradicionales, ya utilizados en la zona, para controlar el impacto de los agentes externos, tanto el calor como la luz, el viento o el ruido. Se intenta así evitar la descompensación entre el nivel de tecnología y el conocimiento y capacidad de los usuarios.
Control del impacto y aprovechamiento de los recursos naturales
Cualquier operación en el medio genera un impacto inevitable. Pero hay que tratar de que ese impacto sea equilibrado. También se pueden utilizar los recursos locales (naturales, económicos o sociales), de forma que se minimice el impacto o que se equilibre con el beneficio de los sistemas locales.
La favorable orientación de la vivienda, situada en esquina, con fachadas sur y este, ayudan a un mejor control climático y solar, sacando provecho de los beneficios que generan. De esta manera, los espacios se sitúan en función de su orientación más favorable de acuerdo con las necesidades de cada uno de ellos.
La estructura espacial de la vivienda y la elección de los huecos, permiten la ventilación cruzada, tanto vertical como horizontal. La caja de escalera y el patio actuando de forma conjunta generan unos movimientos del aire favorables desde el punto de vista climático. La caja de escalera tiene en su parte superior un gran ventanal orientado al sureste, con protección de lamas verticales, deriva en un gran aporte energético en invierno y del control solar y la ventilación necesarios para el verano. El muro medianero se construye con termoarcilla de modo que los aportes en invierno se puedan almacenar para después cederlo lentamente a la vivienda, al tiempo que puede protegerse de los aportes en verano. En la medianera norte, sobre los espacios del dormitorio principal y baño aparece otro hueco en el techo para la mejor ventilación de los espacios.
La fachada es de una gran sencillez constructiva, lo que permite su construcción rápida y correcta por parte de operarios no especializados del lugar. Está compuesta por paneles de madera certificada, con las mismas dimensiones y que recubren toda la vivienda, incluso en los huecos. Algunos de estos paneles son móviles, en los que el componente básico es un premarco autoportante que permite su movimiento y utilización como protección solar. El movimiento descrito por estos paneles en los huecos permite, una vez abiertos, el control del impacto lumínico gracias a la producción de luz indirecta, que penetra reflejandose en la cara superior de los paneles.
Se emplean ventanas con unas grandes prestaciones térmicas y acústicas. Todas los huecos de la fachada tienen las mismas dimensiones, lo que comportará un gran ahorro económico y sencillez de construcción. Están compuestas por dos hojas de aluminio, ambas montadas sobre un único marco, con rotura de puente térmico. Entre las dos hay una cámara de aire. Se utilizan vidrios de baja emisividad que permiten disminuir en un 40% las pérdidas térmicas y los aportes solares con respecto a un vidrio doble sencillo.
Se propone la utilización de un aislamiento ecológico, elaborado a base de fibras de cáñamo, al que no atacan los insectos, es imputrescible, es reciclable y no suponen un peligro para la salud, ni en su fabricación, ni en su transformación, ni en su proceso productivo. Al tiempo son excelentes aislantes térmicos y acústicos, resistentes a los ataques químicos y bióticos y permiten que el edificio transpire.
Se emplea una cubierta ecológica, ajardinada, que aumenta la humedad ambiental, baja la temperatura y fija el polvo atmosférico, reduciendo la acumulación de calor y la contaminación. Además incrementa el aislamiento térmico y acústico de la vivienda. Se utilizarán especies autóctonas muy resistentes, y adecuadas a las condiciones climáticas. Se reserva el espacio necesario en cubierta para la instalación de energía solar térmica, convenientemente orientado, con apoyo de caldera modulante de alto rendimiento.
La memoria del proyecto incluye una ficha de gestión de los residuos generados durante la ejecución del proyecto, calculando su volumen y describiendo su ciclo y tratamiento.