Los actores del mercado inmobiliario terciario se enfrentan al mayor reto hasta ahora sobre sistemas de clasificación de la energía en la construcción entre países fronterizos. A raíz de la introducción de la ‘Directiva sobre el Rendimiento Energético en Edificios’ (EPBD) de la UE en 2009, la consultora inmobiliaria Jones Lang LaSalle advierte de la multitud de retos a los que se enfrentan los actores del mercado inmobiliario terciario (inmuebles no residenciales) en toda Europa.
En los próximos 12 meses los propietarios e inversores tendrán que dar una serie de pasos para evitar problemas con esta directiva inminente de la UE:
- Evaluar las condiciones actuales de las propiedades en Europa
- Entender las diferencias entre países de los sistemas de clasificación
- Planificar estratégicamente el acondicionamiento y/o venta de propiedades
- Prepararse para un posible mercado en dos niveles
Chris Hiatt, miembro europeo del comité de sostenibilidad de Jones Lang LaSalle comentó: “Nuestra investigación sobre la ‘Directiva sobre el Rendimiento Energético en Edificios’ de la UE llevó a la conclusión de que su implementación supondrá un reto. Para aquellos que estén preparados el proceso no tendrá que suponer grandes problemas. Sin embargo, aquellos con ‘estrategias de medición de energía’ menos desarrolladas la directiva puede tener consecuencias financieras a largo plazo para las existencias de oficinas más antiguas, en particular cuando se trata de vender o arrendar estas propiedades.”
“Recomendamos con insistencia que los propietarios e inversores terciarios evalúen sus carteras y si es necesario actúen para mejorar el rendimiento energético de una propiedad y se preparen ‘listas de prioridades’ en edificios más antiguos para ayudar a gestionar cualquier mejora necesaria en anticipación de la directiva de la UE.”
Con la llegada de la EPBD, la investigación de Jones Lang LaSalle establece que las directrices del gobierno varían comúnmente en la UE y tienen el potencial para crear ‘diferente valor’ entre propiedades con clasificación de eficiencia energética baja y alta. Si este escenario se produce, hay oportunidades de inversión en aquellos activos que se prepararon para la llegada de la EPBD, al igual que para tomar ventaja y promover activamente propiedades nuevas y “retroadecuadas” con certificados de buena clasificación, creando así un nivel superior en el mercado. Un segundo nivel evolucionaría naturalmente de edificios establecidos que tienen clasificación de energía baja y potencialmente menos deseables para el inversor futuro, ya que la demanda de ocupación se mueve hacia propiedades ‘más verdes’.
El informe también enfatiza que mientras existe una conciencia general de la legislación EPBD inminente entre inversores, promotores y ocupantes, se podría hacer más para prepararse para su llegada. La falta de sistemas universales en los países europeos significa que los inversores con carteras desplegadas por el continente podrían tener problemas al realizar análisis de energía en la construcción críticos antes de la implementación de la EPBD.