Los biocarburantes no pueden ser el chivo expiatorio de algunos de los principales problemas sociales y medioambientales que afligen a la humanidad desde hace décadas como el hambre o la deforestación. De manera simplista y demagógica se pretende responsabilizar a los biocarburantes del alza mundial del precio de las materias primas –incluso de algunas que ni siquiera utiliza el sector, como el arroz– o de la destrucción de los bosques tropicales. Como representante de los productores españoles de bioetanol, biodiésel y biogás, APPA Biocarburantes quiere salir al paso de la campaña de desprestigio de los biocarburantes, que casualmente coincide con el desarrollo de una nueva normativa comunitaria que asegurará precisamente que todos los biocarburantes consumidos en la Unión Europea cumplen unos estrictos requisitos de sostenibilidad medioambiental y social.
La subida del precio de algunos productos agrícolas producida estos últimos meses se debe enmarcar en un fenómeno global de encarecimiento de muchas materias primas –agrícolas, minerales y energéticas– en el que la responsabilidad de los biocarburantes es escasa. El fuerte aumento de la demanda de materias primas por parte de potencias emergentes como China e India, las malas cosechas –provocadas por la sequía en algunos países productores– y la especulación financiera en los mercados internacionales de futuros son las principales causas del creciente desequilibrio entre la demanda y la oferta mundial de materias primas, lo que tensiona sus precios al alza.
“El impacto de este encarecimiento en las economías familiares, especialmente en los países del Sur, no se resolverá condenando al ostracismo a los biocarburantes sino atajando con valentía las verdaderas causas estructurales de un reparto desigual de la riqueza y la insuficiente ayuda al desarrollo que prestan la mayoría de los países ricos”, asegura el Presidente de APPA Biocarburantes, Roderic Miralles.
Debidamente enfocada, la subida de los precios de las materias primas agrícolas representa incluso una oportunidad para el desarrollo rural tanto en Occidente como en los países del Sur. Es necesario recordar una vez más que es la industria alimentaria y ganadera la principal consumidora de materias primas agrícolas en el mundo, un hecho que puede ilustrarse con múltiples datos: menos del 2 % de la producción europea de cereales se utilizó en 2007 en la producción de biocarburantes mientras que la producción mundial de bioetanol sólo consumió en 2006 el 1,2% de la producción global de trigo, cebada y maíz. La industria europea del biodiésel sólo utilizó en 2006 el 2,2% de la producción mundial de semillas oleaginosas, mientras que sólo el 4% del aceite de palma importado por la Unión Europea se ha destinado a la producción de biodiésel.
El sector de los biocarburantes está además comprometido en la búsqueda y utilización creciente de materias primas no alimentarias. Sin embargo, este incipiente camino requiere de más tiempo y más recursos económicos para poner comercialmente a punto las tecnologías y los sistemas logísticos adecuados, algo que sólo será factible si las empresas disponen de una base económica rentable sobre la que ir desplegando esta nueva fase.
Biocarburantes y sostenibilidad
Con el fin de certificar la sostenibilidad de los biocarburantes, la Unión Europea aprobará en los próximos meses una Directiva que asegurará que todos los biocarburantes consumidos en la UE cumplen unos estrictos requisitos medioambientales. En concreto, los biocarburantes deberán certificar una reducción a lo largo de su ciclo de vida de, al menos, el 35% de sus emisiones de gases de efecto invernadero respecto al petróleo.
Igualmente, quedará excluida la utilización de materias primas procedentes de tierras de elevado valor en cuanto a biodiversidad –bosques inalterados, zonas protegidas, prados y pastizales no degradados– o con considerables reservas de carbono –como humedales, turberas vírgenes y zonas arboladas–. La Directiva incluirá también requisitos de sostenibilidad social con el fin de asegurar los derechos laborales de los trabajadores agrícolas.
“Consideramos muy importante esta nueva normativa para despejar cualquier duda sobre la sostenibilidad de los biocarburantes”, afirma Roderic Miralles, que considera, sin embargo, imprescindible que se aprueben similares requisitos de sostenibilidad para la industria petrolera, alimentaria y maderera. “De lo contrario”, asegura, “quedarán burlados los importantes objetivos medioambientales y sociales que se persiguen”.
El 10% de biocarburantes para 2020
Una vez certificada la sostenibilidad de los biocarburantes, APPA considera fundamental para el desarrollo del sector que se mantenga en la citada Directiva Europea la obligación de que los biocarburantes supongan en 2020 el 10% de los carburantes para el transporte en todos los países de la UE. Un informe de la Comisión Europea asegura que “la consecución de este objetivo no va a crear tensiones significativas en los mercados agrícolas y alimentarios, siendo el mismo alcanzable de una manera sostenible”.
Además, la propia Comisión asegura que el cumplimiento del objetivo del 10% tendrá un impacto “relativamente modesto” en los usos de la tierra, requiriendo la utilización de tan sólo el 15% de la superficie cultivable en la UE27, sin necesidad, por tanto, de ejercer una mayor presión sobre los bosques u otras zonas de alto valor ecológico.
Los biocarburantes son, en estos momentos, la única alternativa comercialmente disponible para reducir el consumo de productos petrolíferos y sus graves impactos ambientales, aumentando la seguridad de suministro y contribuyendo al desarrollo de las economías locales.
Los biocarburantes no pueden verse como la panacea que va a resolver todos los problemas ambientales y energéticos del planeta, pero sí como una contribución significativa a un nuevo modelo de transporte más diversificado, energéticamente más eficiente y sostenible. “Para avanzar en este camino es fundamental”, asegura Roderic Miralles, “que se establezcan objetivos a medio y largo plazo que marquen un horizonte estable de desarrollo sostenible para los biocarburantes”.
Situación crítica en España
Esta campaña internacional contra los biocarburantes se produce además en un momento especialmente crítico para la joven industria española de los carburantes renovables. Por un lado, continúa sin ponerse freno a la entrada masiva de biodiésel subvencionado procedente de Estados Unidos, lo que está llevando a la parálisis a las más de 20 plantas productoras de biodiésel operativas en España. Por otro lado, el sector está pendiente de la Orden Ministerial de desarrollo de la obligación de biocarburantes aprobada por Ley el año pasado, una pieza fundamental para asegurar un desarrollo armónico y con idénticos porcentajes –3,4% en 2009 y 5,83% en 2010– del biodiésel y bioetanol en España.