La empresa española de energías renovables, Siliken, prevé cancelar los planes de crecimiento de todas sus plantas de producción en España. No obstante, la compañía no modifica sus planes de expansión a nivel global, por lo que esta reducción en las inversiones previstas en nuestro país tendrá su reflejo en un incremento equivalente de su crecimiento en otros mercados que presentan mayor estabilidad y potencialidad y en los que ya está presente, como Alemania y EEUU.
Este cambio de estrategia se debe a las recientes noticias acerca de la propuesta del Ministerio de Industria sobre el próximo Real Decreto que regulará la producción de electricidad por medio de instalaciones de energía solar fotovoltaica. Esta nueva propuesta, además de reducir la prima por producción de electricidad fotovoltaica en más de un 35%, limitará el crecimiento de esta energía renovable a un máximo de 300MW de potencia anuales, la mitad de lo que se ha instalado en terreno español hasta junio de 2008 y un 37% de la capacidad de producción española.
Según el presidente de Siliken, Carlos Navarro, la vertiginosa subida del precio del barril de crudo no es más que la confirmación de que el modelo energético español debe reconvertirse fomentando un papel cada vez más relevante de las energías renovables. “Suponen una excelente oportunidad de desarrollo sostenible para nuestro país. Si no estableciésemos límites a su crecimiento y la prima fuera reduciéndose paulatinamente, este sector industrial y sus consecuencias sobre la producción energética y la balanza comercial podrían convertirse en el petróleo español, una fuente de ingresos que en el futuro podría ser tan significativa como el turismo. Si se mantiene la propuesta, el país perdería una oportunidad única”.
Desde esta empresa con más de 40.000 m2 de naves de producción de módulos fotovoltaicos en Rafelbunyol (Valencia), Pobla de Farnals (Valencia), Casas Ibáñez (Albacete), El Rosario (Tenerife) y San Diego (EEUU) explican que en este sector, más importante que el coste salarial es la estabilidad del mercado, que permite diseñar planes de crecimiento y de expansión a medio y largo plazo, algo que no ha sucedido en España en los últimos años. Debido a ello, los planes de expansión de todas las plantas de España, incluyendo la de Canarias, quedan cancelados y Siliken realizará sus inversiones industriales y seguirá creando empleo en otros mercados como Alemania, EEUU, Italia y Francia.
Debido a esta falta de planificación muchas empresas como Siliken –en la actualidad 1.100 empleados- han comenzado a cambiar sus planes de crecimiento en España al conocerse la nueva propuesta, que detendrá bruscamente un mercado y una industria que empezaban a ser muy significativos y que suponen un importante retorno vía impuestos sobre las cuentas públicas.
El sector de la industria fotovoltaica española ha generado más de 27.000 empleos y sólo en 2007, 900 millones de euros en inversiones industriales, que supone un círculo virtuoso que afecta a la I+D+i, al empleo, a la reducción de emisiones de C02, a la reducción de costes y, por tanto, a una mayor eficiencia de las instalaciones, que en poco años, hacia 2015, serán rentables sin ningún tipo de prima o subvención, por sí mismas. Por ello, según Carlos Navarro, la energía solar fotovoltaica será competitiva con o sin España: “Si no hemos sido capaces de desarrollar una industria, simplemente cambiaremos la importación de petróleo y gas por la importación de equipamiento fotovoltaico, mientras que si hay una industria consolidada, podríamos ser incluso exportadores de tecnología y equipamiento”, argumenta.
Según el presidente de Siliken, el desarrollo de la energía fotovoltaica ahorraría 6.340 M € en energía fósil equivalente hasta 2020 y ahorraría 1.060 M € en derechos de emisión de CO2 hasta 2020 en el escenario propuesto por la Asociación Española Fotovoltaica (AEF), de la que es miembro Siliken entre otras empresas del sector.
“La industria está reduciendo sus costes en casi un 7% anual, por lo que la rentabilidad sin primas podría llegar en 2015, y en pocos años va a ser más barato y más rentable las instalaciones FV que las centrales de ciclo combinado, cuyo principal coste es el gas natural, que se importa; únicamente hay que apoyarla unos pocos años más sin topes de crecimiento”, explica el presidente de esta empresa fundada en Valencia.
La propuesta de AEF sitúa la tarifa en 35,8 c€/kWh para 2009, con una reducción progresiva anual del 7%. La reducción sería del 10% anual si se supera un objetivo de 800 MW instalados al año. La propuesta incluye el ajuste de tarifa por tramos de potencia instalada, como mecanismo de autorregulación del sistema.
Según esta asociación, el nuevo marco normativo debe favorecer la continuidad en el desarrollo de la industria a largo plazo, la ausencia de cupos que perjudiquen el desarrollo armonioso de la industria nacional y la articulación de mecanismos de certificación obligatoria que garanticen la calidad y la seguridad de las instalaciones fotovoltaicas, permitiendo un desarrollo adecuado del sector.
“Hoy por hoy, la tecnología fotovoltaica permite aprovechar el 14% de la radiación solar en electricidad y en unos años se llegará a un 20%. La energía solar llega a convertirse en combustibles fósiles a través de los vegetales, que tras miles de años se convierten en carbón, gas y petróleo, pero aprovechando sólo el 2% de esta materia y la energía recibida. Si una planta de gas natural de ciclo combinado de última generación llega a aprovechar la combustión de gas en un 50%, en realidad, el aprovechamiento de la radiación solar llegará a un 0,5% en el mejor de los casos”, añade Navarro.
Idoneidad de la energía solar fotovoltaica
En el contexto de las energías renovables, la energía solar fotovoltaica es la que más ha crecido en los últimos años, pues nuestro país reúne unas características meteorológicas y paisajísticas que la hacen idónea.
Por si no fuera poco, en sí misma la energía solar fotovoltaica reúne una serie de ventajas que no todas las energías renovables tienen, como que permite la generación local de energía sin los costes y pérdidas añadidas de su transporte. España importa el 80% de la energía que consume: principalmente gas, petróleo, y carbón a unos precios cada vez más altos. Por ello, es fundamental potenciar la independencia energética.
Si el sector industrial fotovoltaico se consolida, se creará un “círculo virtuoso” que permitirá nuestro país erigirse, como es actualmente Alemania, en un mercado autosuficiente que integrará todos los procesos de producción y que no dependerá de importaciones de materiales o tecnología de terceros países. Esto contribuirá a generar más empleo, mayores inversiones industriales y que España se convirtiera incluso en un país exportador de productos y/o tecnología fotovoltaica, lo que contribuiría a mejorar nuestra balanza comercial, tan deteriorada en los últimos años. En la actualidad, las más importantes empresas del sector ya tienen diversos proyectos para integrar verticalmente toda la cadena productiva del módulo fotovoltaico: silicio metalúrgico – silicio purificado – obleas – células – módulos. De esta manera, incluso el mercado español podría regular determinados precios, que en la actualidad dependen del mercado mundial. Pero si las condiciones no permiten este desarrollo, todos los esfuerzos de los productores pueden ser vanos o deberán encaminarse hacia otros mercados.
Urge replantear el sistema energético para reducir el déficit, ser autosuficientes, fortalecer nuestra economía, generar empleo y proteger el medio ambiente.
Beneficios en todos los ámbitos
Si el 0,7% de la superficie de España estuviera cubierto de módulos fotovoltaicos, nuestro país sería autosuficiente, se podrían satisfacer todas las necesidades energéticas del país, es decir, seríamos completamente autosuficientes y no requeriríamos importar grandes cantidades de combustibles fósiles.
España (unos 800MW) es en la actualidad el tercer país del mundo con mayor potencia fotovoltaica instalada, tras Alemania (más de 3.500MW) y Japón. Para que la gente se haga una idea del potencial fotovoltaico de nuestro país, basta ver un mapa de irradiación solar europeo, en el que resulta sencillo comprobar como las zonas de Alemania de mayor irradiación (las del Sur) tienen un número de horas de sol similares e incluso menores a las peores de España (el Norte).