La Confederación Sindical Internacional (CSI) pedirá a los gobiernos que asisten a la Cumbre del Clima de Poznan (Polonia) que el futuro acuerdo de lucha contra el cambio climático recoja un compromiso de reducción para los países industrializados de entre el 25 y el 40% en 2020 respecto a 1990. Sin este objetivo será imposible conseguir la reducción del 85% en 2050, necesaria para que la temperatura global no aumente este siglo por encima de los 2ºC. Por encima de este incremento, tal y como han señalado los científicos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), los efectos del calentamiento global serán devastadores e irreversibles.
CCOO, que forma parte de la delegación de la Confederación Sindical Internacional (CSI) que asiste a la cumbre de Poznan, pide al Gobierno español que apoye con firmeza y valentía objetivos ambiciosos para la protección del clima y medidas de protección y adaptación para los trabajadores. La cita de Poznan debe ser una oportunidad para contribuir de manera efectiva a la protección de nuestro planeta, lo que implica necesariamente que se garantice un acuerdo equitativo y socialmente comprometido.
La 14 Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático que se celebrará en Poznan del 1 al 12 de diciembre es la última antes de la que tendrá lugar el año que viene en Copenhague y de la cual deberá salir un nuevo acuerdo internacional, ya que el Protocolo de Kioto finaliza el 2012.
El objetivo de reducción que proponen los sindicatos es posible, pero requerirá cambios de gran alcance en nuestros modelos de producción y consumo. Los países desarrollados han de tomar la iniciativa en cuanto a la reducción de emisiones. El compromiso asumido por la Unión Europea de una reducción de CO2 del 30% respecto a 1990 para el año 2020 sujeto a un nuevo tratado internacional, puede ser una referencia importante para que los países desarrollados asuman un acuerdo ambicioso.
En este sentido CCOO pide al Gobierno español que apoye el establecimiento de objetivos exigentes y eficaces de reducción de emisiones y la elaboración de políticas que aseguren una transición progresiva basadas en la consulta -para el intercambio de información y diálogo social-, en la anticipación de los riesgos en los distintos sectores económicos y en la protección de los trabajadores más vulnerables o que sufran cambios más profundos.
Para el secretario general de la CSI, Guy Ryder, “el movimiento sindical reclama a los gobiernos que tomen medidas inmediatas respecto al cambio climático. Se trata de una responsabilidad moral. Debemos poner en marcha, de manera colectiva, una transición indispensable hacia una sociedad más justa y equitativa, una sociedad en la que los más vulnerables dejen de tener que pagar el precio de las irresponsabilidades ajenas”. Según Ryder, “mediante modelos de producción y consumo sostenibles, tenemos ahora una oportunidad única e histórica de transformar nuestras sociedades a mejor. Por estas razones los sindicatos apoyan las medidas ambiciosas de los países desarrollados, conformes con las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y que suponen inversiones de gran alcance en empleos verdes y otras políticas de transición justa”.
Los países en desarrollo han de reducir, estabilizar o controlar las emisiones de gases de efecto invernadero. El principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas deben servir como marco para la acción, no para la inacción. Los principales emisores en los países en desarrollo y los países que han superado cierto umbral de desarrollo tienen que participar del esfuerzo a través de una serie de políticas, que incluyan metas de energías renovables, de eficiencia energética, de reducción de la deforestación, entre otras y, al mismo tiempo, ofrecer a los ciudadanos el acceso a medios de vida decentes. Es necesario que estas políticas vayan acompañadas de objetivos y mecanismos claros de financiación y promoción del desarrollo y la transferencia de tecnologías de parte de los países desarrollados. Las organizaciones sindicales pedimos que las responsabilidades de prevenir la alteración del clima y de reducir de emisiones se compartan de manera equitativa.
La Confederación Sindical Internacional (CSI) fue creada en 2006. Representa a 168 millones de trabajadores a través de sus 311 organizaciones afiliadas en 155 países y territorios. Su programa de trabajo, adoptado en el Congreso Fundacional, subraya la necesidad de que la comunidad internacional implemente una estrategia global que tienda al desarrollo sostenible y fortalezca los vínculos entre el mundo del trabajo y el medio ambiente.