BBVA ha presentado en sociedad su nueva Sede Corporativa en Madrid, con la presencia del Alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz Gallardón, y el presidente del Banco, Francisco González. El complejo se ubicará en Las Tablas, una zona de nuevo desarrollo en el Norte de la capital, y estará operativa a partir de 2011, cuando empezará a ser ocupada por los colaboradores del Banco, hasta un total de 6.500 personas. La finalización de todo el conjunto, que tendrá una edificabilidad de 100.000 metros cuadrados sobre rasante, está prevista para el 2013.
La sostenibilidad y la innovación son los elementos clave del proyecto, que ha sido elaborado por el estudio de arquitectos Herzog & de Meuron. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, el presidente de BBVA, Francisco González, y los arquitectos Jacques Herzog y Christine Binswanger resaltaron el carácter singular del proyecto y su positivo impulso para la ciudad de Madrid, durante la Conferencia de Prensa celebrada en el Palacio del Marqués de Salamanca. “Este proyecto –dijo Francisco González- es totalmente coherente con nuestra estrategia basada en Principios, Personas e Innovación”. Y agregó: “BBVA está poniendo en marcha un proyecto de alta calidad, que va a ser emblemático para Madrid y que crea ciudad”.
Más allá de la singularidad estética y arquitectónica, el objetivo principal de este nuevo conjunto arquitectónico es mejorar la calidad de vida de los colaboradores de BBVA, tanto desde el punto de vista profesional como personal, a través de una sede accesible (transporte público/parking privado), amigable (horizontal, luz natural, zonas verdes y de servicios) y eficaz (tecnología, entorno colaborativo, flexibilidad…).
La propuesta del estudio Herzog & De Meuron
Los solares que el BBVA ha adquirido para su nueva sede están situados en la periferia de Madrid, rodeados de carreteras, oficinas, centros comerciales y edificios residenciales en pleno desarrollo. Se trata de un “territorio sin cualidades”, un lugar desértico. En él, el estudio de Herzog & De Meuron propone crear un jardín artificial, un oasis, generado desde dentro hacia fuera. Un lugar donde el medio natural y los edificios estén en equilibrio y funcionen como una pequeña ciudad.
Una estructura lineal, compuesta por edificios de tres alturas, pequeñas calles y jardines, se despliega sobre el emplazamiento como una alfombra adaptándose a la topografía. En analogía a un jardín árabe, se genera un microclima fresco y húmedo. Cada puesto de trabajo dispone de una “vista verde”. Este trazado, con sus ramificaciones horizontales, responde mejor al mundo de trabajo actual que a las grandes y continuas plantas en los edificios de oficinas, en las que el trabajador acaba por sentirse como un número.
El conjunto promueve la comunicación: los usuarios caminan, en lugar de coger ascensores, se encuentran los unos con los otros. Un alto grado de transparencia provoca un sentimiento de unión, mientras que las unidades relativamente pequeñas permiten la identificación del empleado dentro de su grupo específico. Cuatro edificios existentes se integran en la estructura lineal. Patios lineales cortan su masa relacionándolos con los nuevos edificios.
Para dar visibilidad al BBVA en la silueta de la capital, la alfombra se recorta siguiendo una forma casi circular y se posa en vertical: el resultado es una Plaza y una delgada Torre en forma de disco. Plaza y Torre anclan el conjunto, proporcionando orientación. La entrada principal y varios servicios comunes del campus se conectan los unos con los otros alrededor de la Plaza. La torre contribuye a la diversidad de espacios de trabajo; en ella se encuentran las oficinas con vistas a la ciudad y a la Sierra de Madrid.
En la Plaza se plantan árboles que proveen generosas sombras y una laguna que humidifica el aire y actúa, a su vez, como depósito de agua. Tanto los edificios como los jardines y las calles asumen el principio lineal. Cada área se distingue a través de árboles específicos, plantaciones de densidad y forma variable, que contribuyen a crear un carácter individual en el marco global de la Alfombra.
Recursos Naturales
El diseño se ajusta a las condiciones climáticas y hace un uso eficiente de los recursos energéticos. Se maximiza el uso de la luz natural disponible y al mismo tiempo se sombrean, en los meses de verano, los jardines y las calles. Notables voladizos y estructuras de brise – soleil protegen las oficinas de la luz directa del sol. Las necesidades de iluminación artificial y de climatización (aire acondicionado), que son los aspectos donde los edificios de oficinas consumen mayor energía, se mantienen en un nivel muy controlado. La ventilación natural es solamente necesaria para proporcionar aire fresco a los puestos de trabajo, las ventanas son practicables para crear ventilaciones cruzadas. Mecanismos retráctiles en la cubierta ayudan a controlar la temperatura de los jardines. El agua necesaria para activar las losas estructurales se obtiene del subsuelo para aportar el calor o el frío necesarios. Las células fotovoltaicas en la cubierta, así como el aprovechamiento de las aguas residuales y de la lluvia, completan el concepto general de sostenibilidad.
Todo ello contribuirá a que a sede de BBVA obtenga el certificado LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), lo que supone implicaciones muy importantes en materia de ecoeficiencia.
Así, el proyecto contempla ahorros del 30% en el uso de la energía, del 35% en el efecto invernadero, del 30 al 50% en la utilización de agua y del 70% en el tratamiento de los residuos.
Este compromiso con el medio ambiente se enmarca dentro del Plan Global de Ecoeficiencia del Grupo, presentado hace unas semanas, cuyo objetivo principal es una reducción de emisiones de CO2 del 20% hasta el año 2012.
Sin duda, la nueva sede del BBVA es una palanca fundamental para incorporar el cambio cultural hacia nuevas formas de trabajo, con mayor flexibilidad y un ambiente más colaborativo.