La capacidad de las TIC para maximizar la eficiencia energética ha supuesto que los gobiernos (y con un papel destacado, la Unión Europea) hayan fijado su atención en este sector porque podría ser, en combinación con el energético, uno de los factores diferenciales en la lucha contra el cambio climático. Es más, según la nota que ENTER, Centro para el Análisis de la Sociedad de la Información y las Telecomunicaciones del IE Business School, ha hecho pública bajo el título "El cambio climático: una oportunidad para las TIC", algunos estudios afirman que la aplicación de las TIC al modo en que las personas desarrollan sus actividades diarias podría suponer una reducción en las emisiones globales debidas al hombre en al menos un 15% para el año 2020 y unos ahorros por eficiencia energética que superen los 500 millones de euros.
El documento identifica tres clases de tecnologías que pueden contribuir a la disminución de la demanda de energía global. En primer lugar, se encuentran las tecnologías que mejoran, entre las que se incluyen las soluciones para el transporte (con los mecanismos de transporte y navegación inteligente se podría ahorran entre un 20% y un 30% del combustible y las emisiones asociadas) y la gestión inteligente de edificios (que podría reducir el consumo energético en las viviendas de la UE en un 17.5%). En segundo lugar, están las tecnologías que habilitan como por ejemplo la virtualización o las tecnologías de la oficina sin papel.
Por último, el informe destaca las tecnologías que transforman, y aquí tienen un papel destacado el teletrabajo (se estima que si un 10% de la población europea practicase teletrabajo, se podría ahorrar un 2.3% de las emisiones globales de la UE25 asociadas al transporte).