En la cumbre de la UE (Unión Europea) celebrada el pasado fin de semana en Bruselas, preparatoria de la Cumbre de Copenhague sobre cambio climático, los líderes europeos respaldaron la financiación para combatir el cambio climático destinada a los países en desarrollo. Pero, pese a que Europa ha puesto el listón de la financiación pública global para los países en desarrollo en 50.000 millones de euros anuales para 2020, le ha faltado valor para decir qué parte de la financiación se compromete a proporcionar.
"La UE ha desperdiciado esta oportunidad de poner el dinero a la altura de sus palabras. Pero no se ha perdido todo: 27 de las naciones más ricas del mundo han respaldado la financiación global para atajar el cambio climático en los países en desarrollo" ha afirmado Joris den Blanken, director de Greenpeace sobre la política climática en la UE. "El tren de Copenhague está en marcha pero el mundo necesita con desesperación un liderazgo climático que evite el descarrilamiento. Cualquiera que sea la legislación climática que se apruebe en EEUU, el presidente Obama debe fortalecer unas negociaciones que se hallan en punto muerto".
La Comisión Europea ha invitado a la UE a contribuir con 15.000 millones de euros a la financiación para combatir el cambio climático en los países en desarrollo. Greenpeace y otras organizaciones de la sociedad civil están pidiendo que dicha contribución alcance, al menos, los 35.000 millones anuales para 2020 (sobre un total de 110.000 millones para todos los países desarrollados). La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo pidió la semana pasada a la UE un compromiso de 30.000 millones (sobre un total de 100.000 millones). Greenpeace lamenta que la cantidad a la que presumiblemente va a comprometerse la UE no alcance ni siquiera la mitad de lo que es necesario para prevenir los peores efectos del cambio climático.
La financiación para combatir el cambio climático está atascando una y otra vez las negociaciones en el camino hacia la cumbre de Copenhague. Sin la promesa de un apoyo financiero adecuado, los países en desarrollo no serán capaces de reducir el aumento de sus emisiones. La financiación ha sido diseñada para ayudar a estos países a conservar sus selvas, invertir en energías más limpias y en industrias más eficientes y para adaptarse a aquellos impactos del cambio climático que ya son inevitables.