La Comisión Europea ha presentado una estrategia para contribuir a mantener el impulso de los esfuerzos internacionales en la lucha contra el cambio climático. La Comunicación propone que la UE empiece a aplicar sin demora el Acuerdo de Copenhague alcanzado el pasado mes de diciembre, en particular la asistencia financiera inicial rápida a los países en desarrollo. Al mismo tiempo, la Unión debe seguir ejerciendo presión para lograr un acuerdo internacional sólido y jurídicamente vinculante que conlleve la participación de todos los países en una auténtica acción por el clima. Para ello será preciso integrar el Acuerdo de Copenhague en las negociaciones de las Naciones Unidas y subsanar las deficiencias del Protocolo de Kioto. Para promover el apoyo a las negociaciones de las Naciones Unidas será fundamental una proyección exterior activa por parte de la UE, por lo que la Comisión emprenderá ese esfuerzo en estrecha colaboración con el Consejo y con el apoyo del Parlamento Europeo.
El Presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, ha declarado: "La Comisión tiene la determinación de mantener el impulso de la acción mundial en la lucha contra el cambio climático. La Comunicación de establece una estrategia clara sobre los pasos que deben darse a continuación para revitalizar las negociaciones internacionales e implicar a nuestros socios en este proceso. En el próximo Consejo Europeo haré un llamamiento de apoyo a esta estrategia, a la que contribuirán también las nuevas consultas que, a petición mía, la Comisaria Hedegaard emprenderá con nuestros principales socios internacionales."
Por su parte, Connie Hedegaard, Comisaria de Acción por el Clima, ha señalado: "El cambio climático sólo podrá controlarse si los principales países emisores, sin excepción, toman medidas. Obviamente, nadie más que yo espera que podamos dejar los deberes hechos en México, pero, desgraciadamente, las señales que llegan desde las capitales de algunos grandes países emisores no apuntan en este sentido. Copenhague brindó al mundo una ocasión única, y no la aprovechamos al máximo. Ahora tenemos que conseguir que el impulso no pierda fuerza, y debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para obtener resultados importantes y concretos en Cancún y garantizar un acuerdo sobre la forma jurídica a más tardar en Sudáfrica. Copenhague supuso un paso adelante. Aunque el Acuerdo de Copenhague no estuvo a la altura de las ambiciones de Europa, el apoyo cada vez mayor que se le presta en todo el mundo proporciona a la UE la oportunidad de trabajar a partir de ahí y plasmar los esfuerzos en acción. La manera más convincente de demostrar el liderazgo de Europa es tomar medidas tangibles y decididas para convertirnos en la región del planeta más respetuosa con el clima, lo que también reforzará nuestra seguridad energética, impulsará un crecimiento económico más ecológico y contribuirá a la creación de nuevos puestos de trabajo."
Programa de negociaciones
La Comunicación propone un plan de trabajo para el proceso de negociación de las Naciones Unidas que se reiniciará en abril. Las orientaciones políticas del Acuerdo de Copenhague, que no se aprobó formalmente como una decisión de la ONU, deben integrarse en los textos de negociación de la ONU que constituyen la base del futuro acuerdo internacional sobre el clima. La Unión Europea estaría dispuesta a llegar a un pacto mundial jurídicamente vinculante en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, que tendrá lugar en Cancún, México, a finales de este año, aunque la Comisión reconoce que las diferencias entre países pueden retrasar la consecución de un acuerdo hasta 2011. La Unión Europea está lista, pero puede que el mundo no lo esté; por eso el enfoque ha de ser progresivo.
Acuerdo de Copenhague
El Acuerdo de Copenhague constituye un paso adelante hacia la consecución del objetivo de la UE de lograr un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, que entraría en vigor en 2013 al finalizar el primer período de compromiso del Protocolo de Kioto. El Acuerdo respalda el objetivo central de la Unión de hacer que la temperatura del planeta se mantenga menos de 2 °C por encima de la temperatura en la era preindustrial, a fin de evitar las repercusiones más negativas del cambio climático.
Hasta la fecha, se han inscrito en el Acuerdo medidas u objetivos de emisión de países industrializados y en desarrollo que representan más del 80 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Esto demuestra la determinación de la mayoría de las naciones de intensificar su actuación contra el cambio climático.
Integridad medioambiental
Las negociaciones internacionales deben garantizar que el futuro acuerdo mundial cuente con un nivel elevado de integridad medioambiental y mantenga realmente el calentamiento del planeta por debajo de los 2 ºC. El Protocolo de Kioto sigue siendo el elemento central del proceso de las Naciones Unidas, pero deben solucionarse cuestiones tales como el número limitado de países en él incluidos y sus graves deficiencias. Si no se corrigen esas deficiencias, que se refieren a las reglas de cálculo de las emisiones forestales y a la gestión de los excedentes de derechos de emisión nacionales a partir del período 2008-2012, existe el riesgo de que los compromisos actuales de los países industrializados en materia de emisiones se reduzcan prácticamente a la nada.
Liderazgo de la Unión
La Comisión considera que la UE debe mostrar su capacidad de liderazgo tomando medidas concretas para convertirse en la zona del mundo más respetuosa con el clima, como parte de la Estrategia Europa 2020, propuesta el 3 de marzo (véase IP/10/225 ). La UE se ha comprometido a reducir las emisiones en un 20 % con respecto a los niveles de 1990 de aquí a 2020 y a aumentar este porcentaje hasta el 30 % si otras economías importantes acuerdan contribuir de manera equitativa al esfuerzo mundial. Con vistas al Consejo Europeo de junio, la Comisión va a preparar un análisis de las políticas concretas necesarias para aplicar la reducción del 30 % de las emisiones. Más adelante, definirá el camino que debe seguir la Unión para convertirse en una economía de baja emisión de carbono antes de 2050. En consonancia con la Estrategia Europa 2020, el objetivo consiste en aportar soluciones inteligentes que beneficien no solo al cambio climático, sino también a la seguridad energética y a la creación de empleo.
Financiación inicial rápida
La Comisión propone que la Unión Europea empiece asimismo a aplicar el Acuerdo de Copenhague. Resulta esencial que la UE comience cuanto antes a ejecutar su compromiso de proporcionar a los países en desarrollo una asistencia financiera inicial del orden de 2 400 millones de euros al año durante el periodo 2010-2012, tanto para aumentar la credibilidad de la Unión como para reforzar la capacidad de los países receptores en su lucha contra el cambio climático. La Comisión está dispuesta a contribuir a garantizar una coordinación adecuada de la asistencia de la Unión.
Fomentar los mercados del carbono
La Comunicación subraya que la Unión debe seguir trabajando para promover el desarrollo del mercado internacional del carbono, que es esencial para impulsar inversiones de baja emisión de carbono y reducir las emisiones mundiales de una manera rentable. El mercado del carbono puede generar asimismo importantes flujos financieros hacia los países en desarrollo.
Intensificar la proyección exterior
Es preciso que la Unión Europea incremente sus esfuerzos para generar confianza en la consecución de un pacto mundial y estudie las decisiones específicas y pragmáticas que pueden tomarse en Cancún. La Comisión emprenderá esta labor en estrecha colaboración con el Consejo y su Presidencia, y alentará y prestará asistencia al Parlamento Europeo para que se comprometa plenamente con parlamentarios de los países socios más importantes.