Cuando a comienzos del siglo XX el arquitecto Ricardo Bastida diseñó la Alhóndiga de Bilbao a buen seguro no entraba en sus previsiones que este edificio fuera redefinido casi 100 años más tarde por un colega francés, Philippe Starck, para unos usos tan diferentes de los planificados en el proyecto inicial. Es así como la Alhóndiga ha pasado de ser un elegante almacén de vinos y licores a convertirse en un centro de referencia en ocio, cultura y deportes para los habitantes Bilbao y un edificio emblemático para sus cada vez más numerosos visitantes.
En el diseño propuesto por Starck, uno de sus elementos más representativos a nivel constructivo ha sido también uno de los que mayor capacidad técnica ha necesitado para su materialización. Nos referimos a las fachadas interiores y exteriores del inmueble, para el que Cerámicas Basurto propuso una solución constructiva singular que ha permitido la viabilidad de la obra en los plazos planteados.
Innovación
El edificio de la Alhóndiga está diseñado con unos 8.000 metros cuadrados de fachadas revestidas en ladrillo caravista. Su colocación con métodos tradicionales hacía el trabajo inviable a todos los niveles, ya que era necesario que 150 operarios desarrollaran su labor en unos plazos muy cortos de tiempo, con la complejidad añadida que suponían los diseños de Starck, en los que se incluían acabados con diferentes formas y colores. A ello además había que añadir las dificultades propias de la coordinación de tareas y la gestión de la seguridad de un equipo de trabajo de tal tamaño.
Ante estas dificultades para la colocación del ladrillo caravista de forma tradicional, Cerámicas Basurto barajó diferentes posibilidades y encontró la alternativa de la mano uno de sus proveedores habituales, una gran empresa fabricante formada por la firma alemana CRH y la irlandesa AKA. La solución permitía la colocación del material deseado pero con un sistema premontado en paneles que contrarrestaba las dificultades de la puesta en obra con sistemas de albañilería.
Con ello se ofreció a Philippe Starck un procedimiento innovador que hacía viable utilizar el caravista prescrito en el proyecto de la Alhóndiga al ser un material más fácil de colocar, más rápido en los plazos de ejecución y con más posibilidades para el diseño que la opción sin premontaje.
La colaboración entre Cerámicas Basurto y CRH-AKA se ha dado desde la fase inicial del proyecto. La empresa bilbaína es, además, su distribuidora en exclusiva para Bizkaia y el trato es muy especial desde que, hace más de 18 años, los germano-irlandeses comenzaran a elaborar un adoquín para colocar en Bilbao. Gracias a esta singular relación, Cerámicas Basurto ha podido tener un conocimiento técnico directo y muy cualificado de todo el proceso.
Versatilidad
La Alhóndiga de Bilbao es el primer edificio en España que se ha revocado sus fachadas con estos paneles de ladrillo caravista premontado. El sistema consiste en el embebido de las plaquetas sobre una estructura de hormigón armado que tendrá la forma que se haya predefinido: de esquina, arco, etcétera. De esta manera se consiguen bloques de gran tamaño con una organización del trabajo que resulta más industrial, es decir, de producción en serie, lo que permite un significativo ahorro en costes y en tiempo, sobre todo de cara al posterior montaje final, un aumento en la versatilidad y mayor capacidad para diversos acabados. De hecho, es un sistema de fabricación a medida y prueba de ello es que durante el proyecto de construcción se incluyeron diversos colores de plaquetas y una serie de ajustes en los acabados finales. Así, se retocó el tamaño y el grosor de los bloques, la profundidad de las ventanas, el prefabricado de los elementos en esquina o la pieza del lucernario que se realizo en un único bloque. Todo ello obligó a ajustar parámetros de ingeniería, diseño, fabricación, transporte y colocación.
Suministro ajustado
La cualificación técnica y la capacidad de gestión del equipo de Cerámicas Basurto ha permitido afrontar uno de los puntos más complicados del trabajo en la Alhóndiga: los plazos de entrega del material.
Esta empresa, encargada del suministro de los paneles de ladrillo y de su transporte hasta pié de obra, debía coordinar de forma efectiva el ritmo de producción en la fábrica de Alemania, de unas 20 unidades a la semana, con los tiempos de colocación de los bloques de caravista en Bilbao con el objetivo de evitar problemas de stock tanto en origen como en destino. Tras realizar en colaboración con el jefe de obra un planning exhaustivo de la colocación de los más de 600 paneles y 180 arcos, Cerámicas Basurto establece con los productores de CRH-AKA un ritmo de suministro de entre uno y tres camiones semanales.
Organizar la fase de transporte tampoco fue sencillo debido a las grandes dimensiones de las piezas a trasladar, algunas de hasta casi seis metros de alto y más de tres de ancho, y al peso de las mismas, que en conjunto superaban las 1.800 toneladas. Los camiones debían realizar una ruta de 1.750 kilómetros desde Steyerberg Werkshof, en las inmediaciones de Hannover, hasta Bilbao cargando pesadas piezas de hasta 5.600 kilos en un sistema de góndolas, el único que se mostró suficientemente resistente tras realizar diversas pruebas de uso.