El hecho de que las renovables hayan sido en 2010 la primera fuente de generación eléctrica con el 32,6% del total, según el Balance Energético presentado el pasado 28 de marzo, confirma que en España se está produciendo un cambio de modelo energético que se refleja en un constante incremento de la participación de las energías renovables que desplazan a las fuentes convencionales como los ciclos combinados de gas, la nuclear o el carbón, un impulso que hace ya de las energías limpias y autóctonas una parte significativa del sistema energético. España lidera en estos momentos en el mundo ese cambio energético, dentro de lo que ya se puede denominar como tendencia global hacia una competencia entre las economías basadas en un mayor uso de las energías renovables y la reducción de emisiones de CO2.
Para la Fundación Renovables este es un éxito de las empresas españolas que han invertido en energías renovables, tanto en España como fuera de España, y de la inversión privada que ha visto hasta ahora en el sistema de primas español un marco seguro para el desarrollo tecnológico, tanto en I+D como en innovación, necesario para la maduración de un cambio tecnológico en la generación de energía de trascendencia mundial.
Integración en red
Pero el éxito es mayor, y observado con admiración desde el extranjero, cuando se tiene en cuenta que toda la potencia renovable está conectada a la red, un éxito que se refleja en el hecho de que en el pasado mes de marzo la eólica haya sido la primera tecnología del sistema eléctrico cubriendo un 21% de la demanda. Este hito va unido a un esfuerzo de investigación y desarrollo tecnológico tanto de las empresas como del Operador del Sistema, REE, que ha hecho posible que la integración de las renovables en la red sea ya una realidad y que todo lo que apenas hace cinco años se decía que era imposible se haya demostrado como factible. Y el todavía amplio margen de evolución tecnológica y de reducción de costes, junto a su mayor velocidad de cambio y de rápida aplicación hace que se pueda afirmar que para las renovables no hay objetivos imposibles.
Reducción de emisiones, menor dependencia
En el Balance Energético de 2010 se pueden constatar los principales beneficios de una mayor participación de renovables: se han reducido las emisiones de CO2 un 20% y ha disminuido la dependencia energética en 3 puntos, mejorando nuestro grado de autoabastecimiento y reduciendo las importaciones energéticas. Se puede también concluir que las renovables son el instrumento más eficaz para reducir las importaciones del exterior, principalmente de gas y petróleo, que han representado en 2010 el 66% de nuestro déficit comercial y para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones contaminantes.
Sin embargo la Fundación Renovables considera que el resultado del 32,6% de generación renovable en 2010 es difícil que se mantenga ya que se ha debido al efecto de la hidraulicidad de nuestro sistema. Al haber sido 2010 un año lluvioso, la hidráulica ha crecido un 60% y este es un hecho que obliga a matizar los resultados de 2010. Cosa que no se hace en el balance oficial y que da prácticamente por conseguidos los objetivos de 2020 en un alarde de autocomplacencia y de engaño consciente. Estamos lejos de los objetivos de 2020 y conseguirlos supondría nada más y nada menos que duplicar en renovables durante los próximos diez años todo el esfuerzo realizado en los últimos treinta.
Intensidad energética
El Balance constata que con un crecimiento casi nulo de la economía la intensidad energética se ha incrementado un 2,4%. Este mal dato significa que el consumo de energía sigue desacoplado con respecto al crecimiento del PIB, es decir, crece más la demanda energética que la economía; y que las políticas de ahorro y eficiencia se han quedado en pura retórica. Y esto se debe a dos causas: una política regulatoria que no presta atención ninguna al ahorro y unas compañías distribuidoras que siguen compitiendo exclusivamente por la mayor facturación y consumo de sus clientes y no por el ahorro. La gestión de la demanda está desaparecida en la política energética. Es de esperar que este dato ponga fin a la complacencia de ver la mejora de la intensidad energética de los años anteriores como efecto de pretendidos planes de ahorro y no de un efecto real del decrecimiento de la economía por la crisis.
Tensiones en el sistema
Pero la crisis, desde 2008, ha tenido otro efecto que ha puesto en evidencia los obstáculos del cambio de modelo energético. Al descender la demanda energética se ha constatado una sobrecapacidad de generación en el sistema y las tensiones entre fuentes de energía por entrar todas en el reparto del menguante mercado energético. Y así las fuentes convencionales, que son la parte liberalizada del sistema, han cuestionado la participación creciente de las renovables, que son la parte intervenida. La Fundación Renovables lamenta que los ataques a las renovables no han dejado de agravarse hasta el día de hoy. A pesar de que la regulación ha ido recortando las ayudas y los objetivos a las renovables y, de la misma manera, incrementando las subvenciones y los objetivos al carbón, a los ciclos combinados y más recientemente a la nuclear, la tensión ha derivado en una permanente acusación a las renovables de todos los males del sistema y, por lo tanto, de ser un lujo muy caro.
El petróleo y Fukushima
En el mes de marzo, la subida de los precios del gas y del petróleo por los acontecimientos del Magreb y Oriente Medio y el desastre nuclear de Fukushima han puesto de manifiesto que los combustibles fósiles y la nuclear son fuentes energéticas cada vez más caras e incontrolables y sus riesgos son inasumibles por la sociedad. Y a finales de ese mismo mes de marzo el Balance Energético de 2010 venía a reconocer que las únicas mejoras son debidas a la aportación de las renovables, como en la menor dependencia de los combustibles fósiles y el ahorro de CO2.
A esa aportación de las renovables hay que añadir otra y es que, al ser las renovables fuentes que se dan libremente en la naturaleza de manera gratuita e ilimitada, al sustituir a fuentes convencionales de coste mucho más elevado, su impacto en el precio del mercado mayorista de electricidad permite que el precio sea inferior al que se obtendría de no existir las renovables. En los dos últimos años este ahorro ha ascendido casi a 5.000 M€.
Freno a las renovables
Lo que no deja de suponer una contradicción en el Balance es que a la vez que se reconocen los beneficios de las renovables, se pone el freno a sus objetivos que se rebajan del 22,7% de consumo final en 2020, como se había comunicado a la Comisión Europea, al 20,8% aprobado en el Congreso de los Diputados. Lo grave de este freno es que se deja a todas las tecnologías solares, a la eólica marina, la biomasa y la geotermia, reducidas a la mínima expresión y con un crecimiento tendencial y casi vegetativo hasta 2020 y una incertidumbre regulatoria total a partir de 2012. Sobre esta base no se puede entender que se frene el desarrollo de las renovables cuando los datos avalan que la mejora de la dependencia energética, de las emisiones de CO2 y de la intensidad energética sólo se podrá conseguir con una apuesta más decidida y con mayores objetivos de renovables.
Pero no es esta una contradicción casual, ya que coincide con un posicionamiento agresivo y de claro rechazo a las renovables por parte de las grandes empresas que controlan las tecnologías convencionales, que parece más una posición numantina ante los hechos que anuncian el declive de una economía basada en los combustibles fósiles y, mucho más, en la energía nuclear en todo el mundo. Son precisamente esos intereses la principal barrera que existe en estos momentos para abordar una revisión a fondo de los problemas estructurales que tiene nuestro sistema energético para resolver el déficit de tarifa y la elevada intensidad energética y que sumen a todo el sistema en la más absoluta inestabilidad regulatoria.
Nueva economía
La Fundación Renovables vuelve a defender el desarrollo de más renovables como mejor instrumento para cambiar el patrón de crecimiento de la economía española por su mayor aportación de innovación tecnológica y eficiencia en nuestro aparato productivo y por constituir una nueva especialización productiva con impactos positivos en la competitividad, en el empleo y en el desarrollo regional y local. A la vez, una mayor penetración de renovables es necesaria para avanzar más rápidamente hacia un modelo energético basado en el ahorro de energía que garantice una menor dependencia e intensidad energética y una reducción de las emisiones de CO2 basada en una nueva cultura de la energía que modifique los usos y hábitos de la energía en nuestras ciudades y pueblos y que transmita a los ciudadanos el verdadero valor de la energía como bien escaso, caro y esencial.
Objetivos más ambiciosos
La Fundación Renovables propone que el cambio de modelo energético que ya está en marcha debe apoyarse en objetivos de renovables, de ahorro de energía y de reducción de emisiones mucho más elevados. Del 20+20+20, se debe pasar al 30+30+30 en el 2020 si de verdad queremos alcanzar el objetivo coherente de una economía moderna con una política energética moderna. Los países más avanzados y con los que compite nuestra economía, están duplicando con la crisis los objetivos de sus tecnologías renovables. Frenarlos aquí supone una incoherencia que en términos de costes económicos nos acerca a una futura crisis energética que sólo se puede evitar abandonando la dependencia de los combustibles fósiles y de la energía nuclear.
Transposición de directivas
Para la Fundación Renovables, la anunciada Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables llega tarde y sólo tiene sentido si incluye la transposición al ordenamiento jurídico nacional de las nuevas Directivas europeas de renovables y de eficiencia energética de edificios. El Gobierno está ya obligado a cumplir los plazos de transposición de ambas directivas ya que el de renovables se cumplió el 5 de diciembre pasado. Su importancia para el desarrollo de la generación distribuida y de políticas de ahorro más allá de la retórica, es fundamental; y su aplicación requiere objetivos de renovables mayores que los que el Gobierno ya ha decidido.
La Fundación Renovables hizo la propuesta de corresponsabilidad de todos los sectores consumidores de energía en la financiación de las renovables. Esa propuesta ha sido recogida en el documento de planificación aprobado por el Congreso y creemos que debe incluirse en el proyecto de Ley de Energías Renovables, y no como un impuesto más, sino como la aplicación de los actuales con un criterio de equidad y equilibrio hacia un sistema energético que incentive fiscalmente el mayor ahorro de energía y de emisiones y penalice el mayor consumo y contaminación. Esa debe ser la base de la nueva cultura energética de la que hay que hacer partícipes a todos los ciudadanos.
Planificación Energética Integral
La Fundación Renovables propone el desarrollo de una Planificación Energética Integral, tal como recoge la Ley de Economía Sostenible, que proporcione certidumbre y estabilidad regulatoria a las inversiones energéticas y considere las energías renovables como estratégicas en la definición de una política energética a largo plazo que establezca la dirección hacia el nuevo modelo energético que ya ha comenzado a hacerse realidad en España. La internalización de costes y la solidaridad intergeneracional son los principios que deben orientar este camino que ya podemos visualizar; y las barreras, tanto públicas como privadas, que ante él se han levantado solo son las resistencias ante un cambio necesario que ha de ser beneficioso para toda la sociedad y no solapará a las grandes corporaciones energéticas.
Conclusión
España no puede seguir a contracorriente y al margen del principal cambio tecnológico que se está produciendo en todo el mundo y es el cambio que las renovables están produciendo en las tecnologías de generación energética. Cambiará nuestra economía, nuestras ciudades, el transporte, nuestros hábitos y costumbres, nuestras relaciones. La energía está cambiando el mundo hacia otro concepto de seguridad, hacia una mejor convivencia con la naturaleza y con quienes habrán de sucedernos. No podemos frenar este cambio. Porque las renovables lo están haciendo realidad y, lo que es más importante, posible.