Onduline está participando en la rehabilitación de la casa-palacio de Tarín en Zaragoza, un edificio renacentista del siglo XVI situado en la plaza Santa Cruz y catalogado en 2002 como Bien de Interés Cultural por la Diputación de Aragón. El Ministerio de Fomento inició en junio de 2008 su restauración, de la mano del arquitecto José Pedro García Atienza, para su puesta en uso como sede de la demarcación de Carreteras del Estado en esta Comunidad.
Esta institución ocupó el palacio hasta 1998, año en el que se produjo el desalojo del inmueble, tras declarase en estado ruinoso debido a sus graves problemas estructurales y de impermeabilización de la cubierta.
El palacio de Tarín, también conocido como casa del Canal Imperial, llegó a ser vivienda de dos Justicias provinciales y sede de la Inquisición. Es por ello que el centro ha sufrido numerosas obras, con la finalidad de adaptarlo a nuevos usos a lo largo de los siglos, aunque la última reforma se realizó en 1765.
El carácter protegido de este espacio arquitectónico ha complicado la tarea de restauración, adjudicada a Dragados y calificada como urgente debido al riesgo de derrumbe de los muros y de los elementos a conservar.
Restauración de la cubierta
La renovación e impermeabilización de la cubierta del Palacio de Tarín, en la que participa Onduline, es uno de los puntos más importantes del proyecto de rehabilitación, que tiene un plazo de ejecución de veinte meses.
El palacio tiene una traza sensiblemente cuadrada, se distribuye alrededor de un patio interior y se divide en planta sótano, baja, entreplanta, noble, segunda y bajocubierta. Cuenta con una superficie útil de 2.633,07 m2 y una superficie construida de 3.240,17 m2.
La rehabilitación afecta a la totalidad del palacio y conlleva la recuperación de los espacios históricos y monumentales más significativos, tales como el patio interior, el acceso, la escalera de comunicación con la planta noble, las alturas de las plantas originales y la fachada exterior. Además, está previsto reponer la estructura horizontal y redistribuir las diferentes áreas y dependencias de forma funcional para dotarlo de instalaciones nuevas y modernas en cumplimiento de las normativas vigentes.
El bajo peso –¬sólo 3 kg/m2– de las soluciones Onduline contribuye a aligerar la carga que soportará la estructura, mejorando la seguridad de la edificación. Un aspecto de vital importancia en edificios antiguos como la casa-palacio de Tarín, en cuya cubierta –de 1.200 m2–, está previsto colocar una estructura metálica, seguida de Ondutherm y BT-150, y rematada con teja curva rústica.
En cubiertas de este tipo es especialmente ventajoso el uso de las soluciones Onduline por su flexibilidad, ligereza y versatilidad. Además, gracias a su composición, a base de fibras minerales, vegetales y resinas termoestables saturadas en asfalto a alta temperatura, la placa Onduline Bajo Teja garantiza la impermeabilidad de la cubierta. Ofrece, además, una gran flexibilidad, por lo que absorbe los movimientos estructurales sin fisurar.
Su formato ondulado crea un ‘tiro’ de ventilación que previene la condensación y por tanto las humedades. Además, su facilidad de manipulación permite que la placa se adapte a las irregularidades de la cubierta (encuentros, limas…). La placa es aplicable bajo teja árabe, mixta, plana, hormigón o pizarra.
Por su parte, el panel sándwich Ondutherm se utiliza como cerramiento de cubierta y proporciona aislamiento térmico, acabado interior y soporte en un solo producto, lo que garantiza un espacio bajo cubierta con condiciones inmejorables de acabado, confort y aislamiento. Su facilidad y rapidez de instalación, la garantía y el ahorro en materiales y estructura portante favorecen un tejado seguro, de calidad y económico.