La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente apuesta por un urbanismo compacto, menos consumidor de recursos escasos como agua, suelo o energía, y que permite ahorrar hasta un 25% en costes de infraestructuras.
Para consolidar este modelo urbanístico compacto, la Estrategia Territorial pide a los municipios que aporten las previsiones demográficas y los estudios sobre demanda de vivienda, con el fin de autorizar sólo los crecimientos urbanísticos que estén plenamente justificados. Además, la Conselleria procede a analizar el volumen de suelo no edificado y los PAI aprobados y no ejecutados en los ayuntamientos, antes de dar el visto bueno a nuevos desarrollos.
Un total de 120 municipios valencianos ya han incorporado estos criterios establecidos en la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana en los Planes Generales, Planes Especiales, o Programas Urbanísticos que tramitan y aprueban.
La idea es, según establece la Estrategia Territorial, orientar a los municipios para que consoliden o impulsen un modelo de ciudad en el que predominen las dotaciones y equipamientos de calidad, las zonas verdes, el transporte sostenible y, en definitiva, se garantice la calidad de vida de las personas.
En este sentido, la Conselleria de Infraestructuras propone, a través de la Estrategia Territorial, medidas como integrar los usos residenciales en el paisaje urbano; rentabilizar los sistemas de transporte público y los equipamientos educativos y sanitarios; crear cinturones verdes alrededor de los núcleos urbanos; favorecer la mezcla de actividades y población en las ciudades, fomentar la reconversión de los espacios degradados y desarrollar itinerarios peatonales y ciclistas, entre otras.
Ventajas del urbanismo compacto
El paradigma de urbanismo compacto por el que ha apostado la Conselleria de Infraestructuras y Medio Ambiente ofrece muchas ventajas. Entre otras, como señala la Transporation Research Board de Estados Unidos en el estudio Costs of Sprawl-2000, un ahorro del 25% en el presupuesto destinado a infraestructuras. Los costes de urbanización y mantenimiento en la ciudad compacta se sitúan un tercio por debajo que en el modelo disperso, según expertos de la Universidad de Almería y la Diputación de Barcelona.
El Plan Estratégico de California insiste en la misma línea. Apunta que la ciudad compacta consume la quinta parte del suelo que la dispersa, 2,5 veces menos agua, la tercera parte de energía y emite 3,5 veces menos CO2.
Por esta razón, la Comisión Europea recomienda a los estados miembros en el documento “Compendio de buenas prácticas para limitar la ocupación de suelo y mitigar sus efectos ambientales y territoriales” medidas como “racionalizar las políticas de ocupación racional de suelo con el ahorro y la eficiencia energética”; “reducir los incentivos económicos que favorecen la urbanización dispersa en el territorio”; y “establecer índices máximos de ocupación de suelo basados en la evolución de la población y el crecimiento económico”, entre otros.
Éste es el modelo racional y eficiente es el que se ha seguido en la Comunitat durante los últimos años, como señalan los datos del Sistema de Información de Ocupación de Suelo en España (SIOSE) del último quinquenio. El tejido urbano compacto ha crecido en la Comunitat un 7% (de 25.059 a 26.735 hectáreas), según el SIOSE, mientras que el disperso lo ha hecho sólo un 2,1% (ha pasado de 54.581 hectáreas a 55.767).