El proceso de rehabilitación de una cubierta puede recortar los tiempos y, por consiguiente, los costes con la aplicación de productos de rápida instalación. En este sentido, Aislalosa es un ejemplo. Este producto de aislamiento térmico distribuido por Sánchez-Pando, S.A tiene forma de baldosa, lo que hace que su colocación como capa final tras la impermeabilización sea sencilla, limpia y muy rápida. Se trata además de una loseta de doble cara por lo que en un único producto se aporta aislamiento térmico en la parte inferior y área de tránsito en la superior.
Sobra decir que el ahorro de costes en la colocación no es el único, ya que los habitantes del edificio notarán una rebaja en sus facturas energéticas debido al efecto aislante incorporado en la cubierta, que evitará un uso tan intenso de calefacción y aire acondicionado.
Cuando se procede a la rehabilitación de la cubierta de un edificio el punto crítico suele ser la impermeabilización, ya que goteras o humedades son los motivos más habituales para comenzar una obra de este tipo. Si la edificación cuenta con varias décadas de antigüedad, lo más probable es que se aproveche para aislar esta zona alta, ya que pocas son las construcciones de más de 25 años que llevan incorporado un sistema de aislamiento térmico. Aislalosa permite afrontar esta segunda parte de la rehabilitación de una manera rápida y eficaz, ahorrando costes y al mismo tiempo aportando más ventajas al resultado final de la obra, como la protección de la membrana de impermeabilización o su efecto drenante que evita la acumulación de agua en la superficie de la cubierta.
Transitables y registrables
Este aislamiento térmico comercializado por Sánchez-Pando, S.A, es fácil de colocar gracias a su formato en baldosa con acabado en media madera (de fácil encaje), que se instala directamente sobre la impermeabilización sin ningún tipo de encolado o fijación especial. Esto permite que se creen suelos registrables que facilitan y abaratan futuras actuaciones de reparación o mantenimiento en la cubierta. En esos casos bastará con retirar las baldosas necesarias sin necesidad de picar para acceder a la zona en cuestión ni de realizar obra para reponer el área, ya que con Aislalosa únicamente habrá que volver a colocar las losetas en su lugar original.
Existe la posibilidad de colocar estas baldosas aislantes sobre unos soportes para crear un área entre la cubierta y el aislamiento que puede utilizarse para colocar instalaciones eléctricas o conducciones de agua, por ejemplo.
Además de registrable, este sistema de aislamiento térmico permite generar cubiertas transitables, pasillos de acceso o zonas de paso, ya que el área superior de la baldosa es de hormigón.
Poliestireno y hormigón
Aislalosa es una baldosa de 600x600mm, con una capa inferior de poliestireno extruido XPS que cumple las funciones de aislamiento térmico y una capa superior de hormigón poroso que la hace transitable y además evita la acumulación de agua en superficie que se drena hacia la impermeabilización.
La capa de hormigón tiene un espesor de 35mm, mientras que la de aislamiento puede llegar hasta los 80mm. El grosor de ésta última dependerá de las necesidades de aislamiento, siendo mayor la resistencia térmica cuanto más espesor tenga el poliestireno XPS.
El acabado en media madera de la Aislalosa de Sánchez-Pando, S.A hace que el encaje de una losa con otra sea muy sencillo. A ello hay que añadir que este tipo de acoplamiento evita los puentes térmicos manteniendo así todas las propiedades del aislamiento.
Si la cubierta a rehabilitar tiene un diseño peculiar, se puede adaptar cada Aislosa cortándola con una amoladora o radial para adaptarla a la forma deseada. Igualmente se puede personalizar las cubiertas con el uso de colores, ya que este sistema de aislamiento está disponible en gris, blanco, negro, amarillo y granate.