Reconocido por el más prestigioso libro de récords, es un espectacular pulmón verde de 844m2 de superficie, que a partir de ahora se puede contamplar en todo su esplendor. El jardín vertical más grande del mundo, en el Hotel Mercure Santo Domingo, situado en pleno centro de la capital, contituye un auténtico microclima, con más de 200 especies vegetales y una magnífica cascada de 20 metros de altura, más de 200 especies vegetales y una altura de casi 25 metros.
Árboles, arbustos, trepadoras, herbáceas, plantas con flor, decenas de variedades integran este inusual ecosistema. Entre ellas se encuentran la palmera azul mexicana, el árbol de Júpiter o la Cyca Revoluta, herencia de la época de los dinosaurios. Esta singular joya multiplica su exotismo y frescura gracias a una cascada que cae desde la cumbre. Y lo hace combinando diferentes presiones y alturas con seis juegos de luz y sonido.
Proyecto sostenible
La idea de utilizar un elemento tan sencillo y práctico como un andamiaje -oculto a su vez por la vegetación- para estructurar este rincón verde es del arquitecto Félix González Vela.
Inspirado en los Jardines Colgantes de Babilonia -una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo-, nació con la finalidad de proporcionar a los 70 dormitorios orientados al patio interior unas vistas espectaculares. Se trata de un proyecto sostenible que aporta beneficios medioambientales de gran relevancia. Absorbe 25.000 kg de CO² al año y genera la cantidad de oxígeno que consumen unas 200 personas al día. Por lo tanto, reduce la contaminación ambiental e incluso la acústica.
Y es que debido a la frondosidad y características de su vegetación, actúa como aislamiento del ruido y también de la temperatura, reduciéndola entre 6 y 8 grados –el equivalente al uso de 50 dispositivos de aire acondicionado-. Sin olvidar que favorece la biodiversidad y facilita el control biológico de las especies que lo conforman. Por otro lado, para aprovechar al máximo los recursos disponibles y minimizar el gasto hídrico, incorpora los últimos avances tecnológicos, que permiten el máximo ahorro. El agua de las duchas y lavabos de 50 habitaciones se recoge, filtra, depura y clora para ser reutilizada bien en el sistema de riego o en los fluxores de los inodoros.
Pero su belleza cobra más magnetismo, si cabe, de noche. Un sistema de iluminación nocturna crea distintos escenarios y ambientes. De esta forma, no solo muestra su rostro diurno, sino también el nocturno. En definitiva, contemplarlo es toda una experiencia para los huéspedes, visitantes, turistas y madrileños, en general. Dado que, a partir de abril, se puede visitar los lunes de 17.00 a 22.00 horas –excepto junio, julio y agosto, cerrado por temporada de piscina.