El 30 de junio del pasado año terminó el plazo para cumplir con lo acordado por la Directiva Europea 2002/49 sobre evaluación y gestión del ruido ambiental, por la que las administraciones responsables de los municipios de más de 100.000 habitantes, las carreteras de más de 3 millones de vehículos al año, las vías de ferrocarril con más de 30.000 trenes al año y los grandes aeropuertos, deberían haber presentado sus Mapas Estratégicos de Ruido.
Estos documentos son, para AECOR, fundamentales para que un año más tarde se elaboren los Planes de Acción de medidas correctivas con el objetivo de disminuir los niveles de ruido en las zonas problemáticas. 64 municipios españoles, en los que viven cerca del 33% de la población de las grandes ciudades, tendrían que tener ya ultimados estas herramientas de diagnóstico que servirán para detectar los puntos en los que los niveles de ruido son más elevados y plantear soluciones al respecto.
Para el responsable de la Comisión de Medio Ambiente de AECOR, Harald Aagesen, pese al esfuerzo realizado por las administraciones locales en los últimos años y a su implicación con el problema del ruido, la crisis ha pasado factura tanto a nivel local como nacional y no hay recursos para un sector, como el de la acústica, que ha sido de los más penalizados. “Se está fallando al considerar que es un problema que se puede dejar y retomar en mejores momentos. Las inversiones en control y conocimiento del ruido, para que las cosas se realicen bien, son una nimiedad frente al coste de arreglar un problema en el futuro”, apunta Aagesen.
Los mapas estratégicos de ruido son las herramientas para diagnosticar la contaminación acústica en un municipio y ayudan a descubrir los puntos en los que los niveles de ruido son especialmente elevados. Por tipos de ruidos, el tráfico es, con una gran diferencia, el que más afecta a una mayor cantidad de personas, aproximadamente un 30% de la población, un nivel muy superior al de trenes, la industria o el tráfico aéreo, que sólo afecta a un 1% de los habitantes.
AECOR, que ha ofrecido su colaboración a las administraciones para la redacción de los pliegos de los Mapas Estratégicos de Ruido, advierte que estos documentos deben ir acompañados de estudios acústicos específicos para una mejor identificación de los problemas y para que se garantice la eficacia de las medidas correctoras más adecuadas.
Desde la asociación se insiste en la necesidad de cumplir con el requerimiento de Bruselas, lo que a la postre será un ahorro para la economía del país. Según el responsable de la Comisión de Medio Ambiente de AECOR, hay ejemplos muy claros que demuestran que construir sin atender a criterios de calidad acústica no es rentable. “Si se construye una vivienda sin el aislamiento correcto, el arreglo supondrá una inversión que en la mayor parte de los casos será más de 10 veces superior al hacerlo bien desde el principio. Otro caso grave es si se planifica una infraestructura como una carretera sin estudiar su impacto acústico. Una vez realizada será muy difícil moverla, y las pantallas y otras soluciones serán muy costosas y podrían haber sido muy inferiores si se hubiese realizado el estudio”, asegura Harald Aagesen.
Según los estudios realizados por AECOR al finalizarse la primera fase de elaboración de Mapas de Ruido, el 32% de los ciudadanos están sometidos a un nivel de ruido ambiental superior a los 55 dBA durante la noche y el 24% reciben un impacto que supera los 65 dbA en el promedio de las 24 horas del día. Niveles a partir de los cuales las administraciones deberían poner en marcha medidas correctivas destinadas a la disminución del ruido.