La fundación holandesa Archiprix convoca cada dos años unos premios internacionales para distinguir los mejores proyectos de graduación en el campo de la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo. Almudena Cano Piñeiro, arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha resultado galardonada en el certamen de 2013, que se celebró en Moscú a finales de mayo.
No es la primera distinción que recibe Cano por su proyecto de fin de carrera, titulado Estrategias para la regeneración del espacio público indio: los ‘pols’ de Ahmedabad, que elaboró bajo la tutela del profesor Luis Basabe. Desde que el tribunal de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPM lo calificara en marzo de 2012 con matrícula de honor, su trabajo ha sido reconocido en varios certámenes nacionales e internacionales.
El jurado de los premios de Archiprix —que reciben el nombre de su principal patrocinador, la compañía Hunter Douglas— ha destacado que la propuesta de Cano constituye una aproximación “inteligente y sensible” a la “vieja cuestión” de cómo hacer coexistir “la modernidad y la tradición local”.
El proyecto plantea nuevas metodologías de intervención en los centros históricos de las grandes ciudades, que sometidos a fuertes presiones económicas, políticas y sociales, necesitan actualizarse sin perder su valor como núcleos tradicionales. Frente a planes de renovación incompletos que ignoran lo existente y desatienden las necesidades de la población, la arquitecta premiada propone estrategias de regeneración que persiguen promover una construcción colaborativa del entorno físico.
La mirada de Cano se centra en los pols de Ahmedabad, ejemplo de urbanismo y arquitectura doméstica tradicional india. Estos barrios son un tejido urbano compacto y climáticamente eficiente, donde lo construido está vinculado de modo muy estrecho a los patrones de uso de sus habitantes y a los espacios en que se desarrolla la vida colectiva. Pero, junto al desgaste cotidiano, sufren graves carencias infraestructurales y la ausencia de vegetación y de zonas libres amplias.
A fin de impulsar el desarrollo de los barrios, el proyecto propone una serie de pequeñas intervenciones para resolver los problemas básicos, como son los relacionados con el agua y el alcantarillado. Estas actuaciones serían el punto de partida de un proceso de revitalización donde la tradición se combinaría con lo nuevo a la hora de sustituir aquello que está obsoleto. Así, surgirían sobrefachadas que aportan un espacio extra a las viviendas, cocinas compartidas que organizan los patios comunes, lavanderías en las cubiertas que utilizan el agua del monzón, huertos verticales o módulos temporales en los solares vacíos para recuperarlos como lugares de encuentro.
Cano, que conoció la ciudad de Ahmedabab por su participación en un taller de la UPM sobre hábitat sostenible en India, defiende la arquitectura como una herramienta de cambio y desarrollo social. Actualmente trabaja en el estudio Arenas+Basabe+Palacios, aunque continúa desarrollando su vocación investigadora en el Laboratorio de Antropología y Arquitectura (LAnA), que fundó en 2011 junto a Isabel Gutiérrez, otra joven arquitecta. Sus propuestas exploran las condiciones en que se construye la identidad colectiva, así como los escenarios cotidianos donde emergen y se consolidan nuevas prácticas sociales y modos de vida a partir de la tecnología y sus procesos.