A lo largo de este año la empresa Protec, Protección y Tecnología de la madera, ha realizado el análisis del ciclo de vida de la producción, lo que supone determinar todos los impactos ecológicos en su proceso productivo, desde el origen de los materiales hasta el producto final acabado. Los datos demuestran que, por cada metro cúbico transformado, la huella de carbono es negativa, lo demuestra tanto el carácter sostenible de la madera, el principal material de trabajo de Protec, como las buenas prácticas ambientales de la empresa.
Los buenos resultados del análisis del ciclo de vida de la producción han otorgado a la empresa Protec la declaración ambiental de producto EPD, Enviromental Product Declaration. El análisis del ciclo de vida determina todos los impactos ambientales en cada proceso de fabricación y de la materia prima utilizada. La madera que transforma Protec, además de proceder de bosques gestionados de forma sostenible (con certificado PEFC), se extrae del entorno más próximo (País Vasco y Navarra), lo que reduce el impacto ambiental.
Los árboles fijan CO2 liberando oxígeno. Se considera que la fijación de C02 en la madera de los árboles es de 882 Kg C02 eq. por m3. Y según los datos obtenidos por Protec, teniendo en cuenta que todo el proceso de transformación de 1m3 de madera consume 109 Kg C02, la huella de carbono resultante es negativa en 772 Kg C02 eq. “Sabíamos que la madera, desde el punto de vista ambiental, es mucho mejor que otros materiales, pero ahora tenemos números fiables con los que poder comparar. Los valores utilizados son auditados por verificadores autorizados por EPD System y los resultados son públicos. Este trabajo también nos ha permitido identificar los procesos en los que podemos mejorar, y seguimos trabajando en ello.”, destacan desde Protec.
Los resultados de este análisis no sólo demuestra las características de sostenibilidad de la madera y sus beneficios ambientales, sino el compromiso de empresas asociadas a la Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi con los criterios de buenas prácticas medioambientales que dictan los mercados y la sociedad, como primera condición para realizar un trabajo de calidad.
El análisis ha sido realizado con una beca de IHOBE en el Aula de Ecodiseño de la Universidad del País Vasco, con la colaboración de IK Ingeniería y auditado por Ecoingenium.