Urbanismo Compacto y Sostenible

Lanzado en mayo de 2009 en Málaga (España), el proyecto CAT-MED (Changing Mediterranean Metropolises Around Time) promueve el desarrollo urbano de manzanas verdes mediante estrategias metropolitanas a nivel transnacional con propuestas de acciones encaminadas a la integración de los factores territoriales, medioambientales, económicos y sociales.

Este proyecto reúne a las ciudades de Málaga, Sevilla, Valencia, Barcelona, Génova, Roma, Turín, la Comunidad del Pays d'Aix, Marsella, la Región Ática, Tesalónica, y el Instituto Mediterráneo, que aporta apoyo técnico transnacional a estos socios.

El objetivo principal de la Plataforma CAT-MED es desarrollar modelos urbanos sostenibles basados en la ciudad clásica mediterránea: compacta y compleja, donde la escala peatonal marca la proximidad a los servicios públicos. Se parte de la idea de que la organización del territorio tiene una influencia directa en la movilidad, la gestión de los recursos naturales, la eficiencia energética y al mismo tiempo sobre la cohesión social y el desarrollo económico.

La plataforma se ha articulado en torno a cinco elementos esenciales en el proyecto CAT-MED:

CAT-MED ha pretendido, siendo consciente de las limitaciones y las inercias culturales, mostrar las mejores características de la ciudad clásica mediterránea, como ahorradora de recursos naturales, y de emisiones de CO2. Para alcanzar estos objetivos, la secuencia lógica de las actividades que se han ejecutado ha sido la siguiente:

  1. En primer lugar, se partió de la idea de un modelo urbano sostenible defendido por el proyecto basado en en el planeamiento de las ciudades mediterráneas.
  2. Paralelamente se llevó a cabo un estudio de evaluación de experiencias existentes en Europa.
  3. A continuación, los socios definieron un sistema de indicadores común.
  4. Paralelamente se lanzó un importante proceso político con la firma de la Carta de Málaga el 7 de febrero de 2011. El objetivo de esta Carta era  garantizar el compromiso político de los ediles de las ciudades socias con el desarrollo de modelos urbanos más sostenibles, estableciendo los hitos de una cooperación duradera de las ciudades del proyecto en el marco de una Plataforma de Ciudades Mediterráneas.

La Ciudad Mediterránea

El 80% de la población de la Unión Europea vive en ciudades y la escala urbana se configura como la más cercana al ciudadano, al tiempo que concentra el consumo de recursos naturales, y centraliza las emisiones de CO2 procedentes de las diversas actividades humanas.

La ciudad mediterránea en particular, y la europea en general, han tenido históricamente una configuración y una morfología compacta que las hacía identificables frente a la idea contrapuesta de ciudad difusa o dispersa. Sin embargo, la necesidad de cambiar los comportamientos urbanos importados principalmente desde Norteamérica entre los años cincuenta y los ochenta de acuerdo con las indicaciones académicas, cartas o manifiestos de ámbito internacional, han tenido poca repercusión. La inercia de los modelos urbanos difusos y que agrupa las actividades por zonas de la ciudad ha formado parte de una hegemonía cultural y económica de ámbito más amplio que nos ha sido sobrevenida.

Mientras que las convenciones internacionales de Río de Janeiro, Kyoto, Aalborg, Leipzip, proponían modelos urbanos más sostenibles y eficientes, han sido obviadas por el desarrollo continuo de las ciudades en pautas totalmente contrarias.

Indicadores de Sostenibilidad

20 indicadores, que representan una herramienta de evaluación de las políticas urbanas bajo la perspectiva de la sostenibilidad. Cada ciudad los calculó para su territorio y el resultado de dicho cálculo fue compartido a nivel del proyecto. Estos indicadores representan una base común que permite objetivar la noción de sostenibilidad urbana. El conjunto de indicadores se ha desarrollado de forma común entre las ciudades socias, y está estructurado en torno a 4 ejes principales: el territorio y la configuración de la ciudad, la movilidad y el transporte, la gestión de los recursos naturales y la cohesión social y económica.

Proyectos Pilotos: Manzanas Verdes

Una vez definidos estos indicadores comunes y objetivado a nivel del proyecto, arrancó una fase de experimentación en todas las ciudades partcipantes. Cada una de las ciudades socias eligió un proyecto piloto, llamado "Green Apple" o manzana verde para lo cual constituyó un grupo metropolitano de trabajo compuesto por algunos de los actores claves de su territorio. Este proceso ha permitido que cada proyecto tuviera un enfoque multidisciplinar y que se desarrollasen propuestas concretas en el ámbito de cada uno de ellos. El proceso pretende fomentar la multiplicación de proyectos urbanos sostenibles mediterráneos que a su vez, tendrán un efecto de difusión en su ciudad.

La idea de sostenibilidad en los modelos urbanos conlleva la interrelación de las actuaciones territoriales de la configuración de la ciudad con los elementos ambientales, paisajísticos, la gestión óptima de los recursos naturales, y el fomento de la cohesión social y la participación ciudadana. Se pretendía que la propuesta reflejara las características de la ciudad mediterránea clásica compacta y compleja que la han diferenciado nítidamente de los modelos urbanos dispersos y difusos.

El desarrollo de la filosofía de Manzana Verde busca crear un vademécum de características comunes al planeamiento y a la edificación orientado a la mitigación de los efectos del cambio climático, basado en los siguientes criterios:

Cuatro ciudades españolas presentaron sus proyectos pilotos de ecobarrios o manzanas verdes:

  1. Agencia de Ecología Urbana de Barcelona: Sector de Llevant
  2. Ayuntamiento de Málaga. Servicio de Programas: El Duende
  3. Fundación para la Innovación y Economía del Conocimineto: Russafa
  4. Ayuntamiento de Sevilla: Pajaritos – Nazaret

Participación Multinivel

A nivel técnico, la creación de equipos de trabajo que a su vez tuvieron que coordinarse con los responsables de las distintas áreas municipales con el objetivo de calcular los indicadores, permitió crear un debate sobre los conceptos analizados a través de los mismos, los resultados obtenidos para los distintos índices y los intervalos de referencia a aplicar para cada uno de ellos teniendo en cuenta la realidad de cada territorio. Este efecto es particularmente interesante ya que obliga a un análisis sobre los datos existentes y al cruce de información en el seno mismo de las administraciones municipales socias.

A nivel ciudadano, la celebración de los distintos seminarios públicos organizados a lo largo del proyecto ha permitido tanto el intercambio de información y experiencias como una mayor difusión y visibilidad para la ciudadanía de los contenidos desarrollados. Por otra parte, los grupos metropolitanos implicaron un proceso de trabajo conjunto que permitió reunir en cada ciudad a distintos actores, entre los que se incluyen representantes de colectivos ciudadanos o asociaciones vecinales, creando un espacio común de reflexión y propuesta.

A nivel político, la adhesión de los alcaldes a la Carta de Málaga cuya ceremonia oficial contó con la presencia de alcaldes y cargos públicos de las distintas ciudades del proyecto, demuestra que CAT-MED ha sabido captar la atención de los responsables políticos en una temática compleja. Su compromiso ha brindado sobre todo la posibilidad de garantizar la continuidad del trabajo realizado durante dos años y de consolidar la red, y ello con un discurso político fuerte sobre la sostenibilidad urbana en el Mediterráneo y acompañando dicho compromiso de trabajos, proyectos y reflexiones constructivas.

 
 
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