Las etiquetas energéticas pretenden informar al usuario del impacto que producirán en su consumo energético. El reto al que se enfrentan estos sistemas de etiquetaje en el caso de los cerramientos es cómo valorar una ventana si ésta debe instalarse en Estocolmo o en El Cairo; dos situaciones geográficas muy distintas, donde, debido al clima, existen dos necesidades energéticas diferentes. Por ello, se ha intentado resumir el clima de cada país en el mínimo número de zonas climáticas posibles. En el caso de España se ha resumido en una única zona climática. En otros países del mundo este sistema se empezó a implantar de la mano de los gobiernos, a través de sus oficinas energéticas. Un ejemplo de ello es el SEEP, el Sistema de Etiquetagem Energética de Produtos, promovido por la Agéncia para a Energia de Portugal. En otros, como Francia y España, en cambio, la iniciativa de los fabricantes se ha adelantado a las iniciativas públicas.
Así, conscientes de que había que facilitar al usuario final una herramienta comprensible que tradujera simbólicamente los valores de aislamiento, los grosores de material, la existencia o no de roturas de puente térmico o la composición de los vidrios, voluntariamente (no existe obligación alguna de adherirse a ningún sistema) diversas agrupaciones de profesionales lanzaron sus modelos de etiqueta, siendo la promovida por la Asociación Española de Fabricantes de Fachadas Ligeras y Ventanas (ASEFAVE) que parece que se impone sobre las demás.
La información que proporciona la etiqueta es algo más completa que la que proporciona un electrodoméstico, ya que valora su comportamiento en invierno (escalas de colores y letras) y en verano (gradaciones de azul y estrellas). La clasificación se muestra en la parte superior derecha (la A***), mientras que los valores técnicos de la ventana para dicha clasificación se muestran en la parte de abajo.
Tres series presentadas, tres A para Finstral
Finstral, de momento, ha registrado tres series en el sistema: el sistema Top72 y el sistema Top90, ambos sistemas modernos de junta central en PVC, dotados de perfiles multi-cámara, con estanqueidad al aire y al agua de clase 4 (requisito imprescindible para obtener la “A”), y con unos valores mínimos de transmitancia térmica de la ventana de 1,2 W/m²K, y máximos de 0,79 W/m²K (Top90), superando holgadamente en ambos casos el requisito de entrada en esta categoría.
El tercer sistema que consigue la “A” es el sistema en aluminio FIN-Project, con una transmitancia líder en este material de 0,83 W/m²K.
En breve, FINSTRAL registrará también su serie Lignatec; PVC o PVC-Aluminio por el exterior de la ventana, maderas macizas por el interior; un sistema de junta central multi-cámara, estanqueidad clase cuatro y Uw mínima de 0,84 W/m²K, que tampoco va a tener problemas para conseguir esa “A”.
En cuanto a los vidrios, FINSTRAL dispone de acristalamientos de cámara y de doble cámara que satisfacen desde 1 hasta 3 estrellas, en función de la necesidad específica de protección solar.