La organización Green Building Council España (GBCe) ha concedido al edificio de SENER en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), sede de la división en Cataluña del grupo de ingeniería y tecnología, la calificación global de cuatro hojas VERDEGBCe, de un máximo de 5, gracias a su diseño eco-tecnológico y a la incorporación de soluciones pasivas y energéticamente eficientes.
Para ello, la institución ha valorado positivamente aspectos de parcela y emplazamiento como las estrategias para la clasificación y el reciclaje de residuos sólidos urbanos, la selección de plantas autóctonas en la urbanización que minimizan las necesidades de riego o la baja contaminación lumínica gracias a la elección de luminarias con un correcto diseño; aspectos relacionados con energía y atmósfera, como el empleo de materiales o sistemas constructivos de bajo impacto energético y la adquisición de los mismos entre suministradores locales, en un radio de 100 km de distancia.
Además, también se ha valorado el uso de las energías renovables, con elementos tan representativos como la pérgola fotovoltaica (más de 1.162 m2 de placas fotovoltaicas cubren el edificio a modo de umbráculo y suman una potencia instalada de 215 kWp, con lo que se puede abastecer el 43,5 % de la demanda eléctrica anual del edificio) o un sistema de climatización mediante conexión a un District Heating and Cooling que minimiza la emisión de sustancias foto-oxidantes. En total, la nueva sede presenta un consumo de energía notablemente bajo, que no supera los 145 kWh/m2 al año, y las emisiones de CO2 se reducen a 32 kg/m².
Igualmente, ha puntuado el aprovechamiento y la gestión de los recursos naturales, entre ellos: un óptimo consumo de agua potable; soluciones para la reutilización de aguas de lluvia y de aguas grises para riego en jardines; estrategias de demolición y la correcta gestión de los residuos durante la construcción; la calidad del ambiente interior con el uso de materiales no tóxicos; un alto aprovechamiento de la luz natural en los puestos de trabajo; la baja contaminación acústica, con medidas de protección frente al ruido procedente del exterior y el generado en las propias instalaciones; y otras medidas de eficiencia energética, referidas tanto a la envolvente del edificio como a la orientación del inmueble, que contribuyen a reducir la concentración de CO2.
La calidad del servicio ofrecida por el edificio, con un buen control de la iluminación y de la climatización, un sistema de recarga de vehículos eléctricos en el aparcamiento subterráneo y la implementación de un plan de gestión de mantenimiento de las instalaciones una vez en uso, son aspectos que también se han tenido en cuenta. Por último, Green Building Council España ha evaluado igualmente los aspectos sociales, como la accesibilidad universal o el acceso visual desde las áreas de trabajo, y los económicos, con un coste de construcción, de uso y de mantenimiento realmente bajos.