La Vela, la nueva sede corporativa que el BBVA estrena en Madrid, es el edificio más grande de Europa iluminado con luces LED, diseñado para ahorrar en consumo de energía aplicando los últimos estándares de sostenibilidad y eficiencia energética.
El edificio, ubicado en las Tablas y diseñado por el estudio suizo Herzog & de Meuron, es una torre de 93 metros de altura y 19 plantas que cuenta con 49.000 m2 de fachada acristalada que minimiza el consumo energético al mismo tiempo que sirve para integrar las estructuras nuevas y las existentes. De este modo, prácticamente todas las zonas de oficina tienen vistas al exterior o a los patios interiores, y existen más de 2.800 lamas prefabricadas ancladas a la estructura, que protegen del soleamiento directo.
Bajo impacto ambiental
La nueva sede se ha construido bajo los criterios de sostenibilidad necesarios para conseguir el certificado LEED Oro, uno de los estándares de construcción sostenible más exigentes. Los edificios están diseñados para que se pueda llevar a cabo una monitorización remota del consumo energético. Además, se emplean materiales de bajo impacto ambiental como materiales reciclados (acero o áridos), y la mayor parte de la madera utilizada tiene el certificado FSC (Forest Stewardship Council), que asegura que procede de bosques gestionados de manera responsable y sostenible.
Las cubiertas de los edificios tienen instalados sistemas de recogida de agua de lluvia que capturan mediante un sistema de canales y la conducen a unos almacenes de tratamiento para su reutilización en el riego. Por otra parte, el agua de los lavabos se reutiliza para el suministro a inodoros, reduciendo así en un 50% el consumo de agua potable.
El complejo además es iluminado con tecnología LED convirtiéndole en el edificio más grande de Europa iluminado con esta técnica que supone un 30% de ahorro energético respecto a la tecnología tradicional de fluorescencia. A ello hay que sumar su sistema de gestión que permite un 60% de ahorro añadido gracias a la regulación del aporte de luz natural y detección de presencia.
Este sistema está integrado con el funcionamiento de estores, que se abren o cierran en función de la posición del sol y se comunican con la climatización para optimizar la temperatura cuando los espacios están desocupados. El estado de la instalación se monitoriza desde un puesto central en tiempo real, al igual que ocurre con el consumo de energía, lo que permite una óptima gestión energética y servicio de mantenimiento.
Energías renovables propias
La Vela cuenta con un gran porcentaje de necesidades energéticas abastecidas mediante energías renovables propias como panales solares térmicos o fotovoltaicos y energía geotérmica de bucle cerrado que aprovecha la temperatura estable del subsuelo. Sistemas todos ellos con los que se consigue un ahorro de un 8,3 por ciento en el consumo de energía.
Los sistemas de vigas frías activas con los que cuenta evitan la necesidad de generar y conducir grandes volúmenes de aire climatizado a lo largo del complejo, permitiendo un ahorro de entre un 5 y 11 por ciento de energía en comparación con los convencionales. Esto es así porque las vigas conducen en su interior agua fría que, por radiación directa, climatiza los espacios sin necesidad de ventiladores.
En el caso de la fachada, ésta está formada por grandes elementos de vidrio transparente con cámara de aire y baja reflectividad. También está protegida por lamas exteriores que actúan de filtro solar impidiendo la irradiación del sol dentro de las oficinas y disminuyendo la carga de calor en el interior. Las altas prestaciones de estos vidrios y lamas minimizan las pérdidas y ganancias de energías no deseadas a través de la fachada.
Zonas verdes con plantas autóctonas
La gran variedad de árboles, plantas y arbustos de los jardines aíslan acústicamente los edificios que se encuentran separados por calles que reciben su nombre de distintos mares y océanos. Los árboles de hoja caduca de La Plaza proporcionan sombra en verano, dejando pasar la luz en invierno; y las plantas trepadoras y colgantes de las calles interiores protegen del sol. Además, en los jardines se están plantando especies autóctonas con bajas necesidades de agua y su riego se combina con un sistema de canales y otros elementos acuáticos refrescantes que favorecen la creación de microclimas.
La Ciudad BBVA ha aprovechado esta oportunidad para impulsar un cambio en las formas de trabajo ligadas a la cultura corporativa del grupo y esta nueva construcción. La Vela destaca por sus espacios abiertos que evitan grupos aislados y favorecen la agilidad en la toma de decisiones. Hay espacios dedicados al ocio y restauración, y la mayoría de los espacios tienen vistas al exterior. Este nuevo diseño interno se entremezcla con más de 31.000 m2 de zonas verdes, 100.000 plantas de matorral y pequeños arbustos, más de 400 plantas colgantes y más de 450 árboles.
La cubierta está formada por vegetación extensiva que no requiere apenas mantenimiento y permite reducir las emisiones de CO2. Esta cubierta, junto al aparcamiento bajo rasante y el alto nivel de reflectancia de los materiales de la parcela, contribuirán al descenso de la temperatura de los edificios al reducir el efecto ‘isla de calor’.