Acabamos de hacer una cosa grande
. Así anunciaba el presidente de la COP21 y ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, a las 19.26 hora local (18:26 GMT) del sábado 12 de diciembre, el primer acuerdo universal de lucha contra el cambio climático, en el que 195 países, desarrollados y en desarrollo, se han comprometido a transitar conjuntamente hacia una economía baja en carbono.
El presidente francés, François Hollande, y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, arroparon a Fabius durante el anuncio del primer acuerdo vinculante sobre el cambio climático adoptado por el conjunto de la comunidad internacional que es considerado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español como un acuerdo justo, ambicioso, diferenciado, duradero y equilibrado.
Su principal objetivo es limitar el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales. Para lograrlo, los países se han comprometido en trabajar hacia escenarios compatibles que no rebasen los 1,5 grados y así evitar impactos catastróficos en el cambio climático.
Para que su implantación sea lo más rápida posible, entrará en vigor en el mismo momento en que 55 países o más, que representan al menos el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo ratifiquen.
En este acuerdo también se ha pactado la búsqueda de un equilibrio entre los gases emitidos y los que pueden ser absorbidos, conduciendo al planeta hacia cero emisiones netas, determinando que se deben limitar las emisiones a un nivel que árboles, tierra y océanos puedan absorber de forma natural. Además, el documento hace alusión a los combustibles fósiles al mencionar la necesidad de alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropogénicas y los sumideros de carbono en la segunda mitad del siglo XXI, en base a la justicia, y en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza.
Respecto al papel que jugará cada uno de los países en la lucha contra el cambio climático, el acuerdo adoptado es vinculante, pero no lo es la decisión que lo acompaña ni tampoco los objetivos nacionales de reducción de emisiones; por lo que se ha establecido un mecanismo de revisión de los compromisos de cada país para garantizar el cumplimiento.
Revisión quinquenal
En este sentido, cabe resaltar que esto no es un objetivo aspiracional, sino que su alcance se va a ir revisando cada cinco años cuando se haga balance de dónde estamos y se consideren la siguiente ronda de compromisos que siempre tendrán que ser más ambiciosos de los actuales.
En el acuerdo, se pone en valor la importancia de la adaptación a los impactos del cambio climático en un contexto en el que todos los países tenemos que adaptarnos a los efectos del incremento de la temperatura global. Además, se crea un marco de cooperación global para que los países en desarrollo más vulnerables puedan afrontar las pérdidas y daños asociados a estos impactos.
Esto supone un reconocimiento, en un tratado internacional, de las necesidades específicas que tienen los países más vulnerables y que vienen demandando desde hace años.
Financiación para un cambio de modelo
Para conseguir un desarrollo sostenible duradero a nivel global, el Acuerdo de París pone las bases para una transformación de los modelos de desarrollo hacia patrones bajos en emisiones. Para ello, se cuenta con un importante paquete financiero que ayudará a la implementación del Acuerdo y que deberá construirse sobre la base del objetivo de movilización de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, a través de distintas fuentes, y que se revisará más adelante.
Si bien la financiación climática vendrá fundamentalmente de los países desarrollados, se reconoce por primera vez los esfuerzos voluntarios de los países en desarrollo.
Punto histórico de no retorno
El Acuerdo refuerza el sistema actual de transparencia y rendición de cuentas de la Convención de Cambio Climático, para fortalecer la confianza conjunta entre los países y para contar con información suficiente para poder hacer balance cada cinco años en el mecanismo de revisión.
Este acuerdo es, además, un punto de no retorno histórico de movilización gubernamental sin precedentes, como ya se ha visto con los 189 planes de lucha contra el cambio climático presentados hasta ahora. Pero además, se han puesto las bases para promover acciones no gubernamentales, de empresas, sociedad civil, así como de acciones adicionales de actores regionales y locales, a gran escala con las que hacer frente al cambio climático.
Asimismo, los Estados insulares consiguen el mecanismo de cooperación de pérdidas y daños, Latinoamérica, los bosques, los países productores de combustibles fósiles un mecanismo para su diversificación económica y un paquete financiero para los países en desarrollo que contemple la lucha contra la pobreza y la protección de la producción alimentaria.
El reciente acuerdo alcanzado en París para combatir el cambio climático, calificado por Ban Ki-moon a su regreso de París como una póliza de seguro de salud para el Planeta
, se firmará el Día de la Tierra, es decir, el próximo 22 de abril.
*El Acuerdo de París puede descargarse íntegramente en nuestra biblioteca.