El nuevo edificio de Cajamar, situado en el Parque Científico-Tecnológico del Almería (PITA) y diseñado por Arapiles Arquitectos, incluye sistemas de eficiencia energética que permiten reducir el consumo en un 70% respecto a un edificio estándar gracias a los acondicionamientos ambientales del inmueble, entre los que destacan sus tres tipos de fachada.
Las obras, que han supuesto una inversión de más de 17 millones de euros en construcción y equipamiento, se adjudicaron a la UTE integrada por las también almerienses Jarquil y Construcciones Tejera. El resultado es un edificio de oficinas con casi 20.000 metros cuadrados construidos, que cumple con los máximos estándares de calidad y sostenibilidad en cuanto a materiales y concepto constructivo, destacando también por su flexibilidad funcional y capacidad de adaptación a usos cambiantes.
El diseño de la envolvente del edificio es un valor añadido de la nueva sede de servicios tecnológicos de Cajamar, para el cual se ha tenido en cuenta el entorno en que se ubica, su orientación, el soleamiento y las condiciones climáticas. Así, la fachada está compuesta por distintos tipos de cerramientos con una gran capacidad de ventilación y aislamiento termo-acústico DEKTON, de Cosentino, basado en la tecnología TSP (Technology of Sinterized Particles), utilizada por primera vez en España en esta construcción. La fachada de GRC está fabricada con cemento fotocatalítico y efecto autolimpiante; mientras que la tercera fachada, es un cerramiento formado por muro cortina con estructura de aluminio reciclado con rotura de puente térmico y acristalamiento de vidrio de Saint Gobain, revestidos con una celosía de NEOLITH.
Estos tres tipos de fachadas permiten una continuidad estética de la obra con un efecto logrado gracias a que la solería exterior, se va introduciendo de forma discreta hasta la parte interna del edificio, cubriendo todas las zonas que el público externo puede recorrer dentro de la construcción.
Por otro lado, se ha colocado Dekton color Sirocco en la fachada por ser un color homogéneo, tener poca veta, y ser un color que no aspira a parecerse a ningún otro tipo de piedra ni cualquier otro tipo de piedra ni cualquier otro material existente. El gris caliza de Sirocco confiere un aspecto natural. De esta manera, la fachada tiene alta resistencia a los rayos ultravioleta, resistencia al hielo y al deshielo, estabilidad al color o alta resistencia a las manchas.
Dekton color Danae ha sido el elegido en la solería tanto interior como exterior del edificio ya que en la solería exterior era necesario colocar un color que tuviera un Índice de Reflectancia Solar S.R.I.>78, y por lo tanto, que su tonalidad fuera muy clara para evitar el efecto ‘isla de calor’. La decisión de colocar Dekton® Danae también en el interior del edificio se adecuaba a la idea de diferenciar los espacios con mayor tránsito del resto de áreas no tan transitadas. Visualmente se puede apreciar cómo el material se va adentrando, a través del pavimento, desde el exterior hasta los vestíbulos interiores, incluyendo los núcleos de escaleras, ofreciendo de forma combinada calidez y uniformidad en el diseño al ejecutar los peldaños en una sola pieza en lugar de introducir juntas entre ellos.
Además, se ha aplicado Dekton color Kadum como aplacado en las paredes de los baños de la planta baja dado su comportamiento ante el agua. Gracias a su alta resistencia a la hidrólisis, el material no se ve alterado ni en su composición ni en su estética aunque esté mucho tiempo en contacto con esta sustancia líquida; un hehco que garantiza la perdurabilidad del material, así como su fácil mantenimiento diario.
Por su parte, la cubierta presenta un sistema mixto que combina los acabados en gres porcelánico y cámara de aire bajo el pavimento flotante, que ayudan a reducir el efecto ‘isla de calor’ y aporta los beneficios del efecto ‘abrigo frío’, con una zona ajardinada con alto valor estético.
En el interior, un gran atrio o espacio central separa las dos grandes zonas de trabajo y actúa como regulador y distribuidor de la luz. En última instancia es la referencia identitaria de todos los espacios interiores, jerarquizándose a la vez que sirve como nexo de relación de la actividad que se desarrolla en las distintas plantas. En el atrio se sitúan también espacios vegetales de baja demanda hídrica, con lo que favorece la depuración natural del aire, la refrigeración e introduce paisaje en el edificio.
Este patio actúa como parte activa en la estrategia energética global del edificio, como gran espacio de regulación térmica, incidiendo directamente sobre la ventilación por efecto chimenea y la apertura controlada de diferentes huecos. Permite la ventilación natural mediante sistemas de gestión inteligente, con sensores de medición de calidad y temperatura del aire interior; y una estación meteorológica que registra las condiciones exteriores, realizándose la apertura y cierre de las ventanas de forma automática.
Alrededor de este patio, las zonas de trabajo se componen de bloques o pastillas que se insertan en espacios diáfanos, ofreciendo la posibilidad de adaptar su distribución atendiendo a las necesidades de cada momento, y dotando al conjunto de la polivalencia y la flexibilidad que, junto a la eficiencia y el ahorro, lo caracterizan.
Racionalización del consumo energético
Las diversas medidas adoptadas en el conjunto de las instalaciones permitirán un ahorro energético de 21 toneladas equivalentes de petróleo al año, y evitará la emisión a la atmósfera de 101 toneladas anuales de CO2. Del mismo modo, se ha puesto especial cuidado en el uso responsable del agua, como corresponde en un territorio semiárido con problemas constantes de disponibilidad.
Para ello se han previsto varios mecanismos de acondicionamiento ambiental en el edificio, vinculados al sistema de generación de energía fotovoltaica, refrigeración, ventilación y bombeo de agua, y cuya intensidad de trabajo y consumo puede modularse en función de las condiciones ambientales y la demanda de cada momento.
El sistema general de climatización se basa en un sistema aire-agua a cuatro tubos, configurado con un caudal variable en función. En cuanto al sistema general de producción, la central de generación está formada por las unidades más eficientes del mercado, con dos unidades enfriadoras con compresores de levitación magnética y otra con doble compresor de tornillo inverter.
Cuenta también con 135 plazas de aparcamiento subterráneas con posibilidad de carga de vehículos eléctricos y 1.500 m2 de zonas verdes que suponen el 30 % de la superficie total de la parcela.
Además, y dado que las características de este tipo de edificios el consumo relacionado con la ventilación es elevado, se ha dispuesto un lago artificial que funciona como regulador térmico y permite disminuirlo en más de un 70 %, así como un ‘depósito inteligente’ de 30.000 litros, el ‘Smart Tank’, que recoge las aguas pluviales y las de condensación, abasteciendo las necesidades de agua no potable en el interior y el riego de las cubiertas y las zonas ajardinadas.
La instalación fotovoltaica se ha integrado arquitectónicamente sobre la cubierta del edificio, generando energía para autoconsumo del propio edificio. El potencial de la instalación solar es de unos 44.100 Kwh al año. Medidas todas ellas con las que se reduce el consumo energético un 70% respecto de un edificio estándar. Además, la nueva sede de Cajamar contará con la certificación LEED GOLD de edificios sostenibles, expedida por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (US Green Building Council).
Asimismo, el edificio ha obtenido la calificación energética A que otorga la Agencia Andaluza de la Energía, debido a la reducción de la demanda energética mediante la envolvente térmica, cubiertas y sistemas de climatización y ventilación. Finalmente, según los parámetros de la Guía de Sostenibilidad del propio parque tecnológico, las instalaciones de Cajamar cumplen con 98 de los 100 parámetros de sostenibilidad que recoge, siendo calificado como ‘excelente’.