En la calle Cuenca de Granada, un solar medianero entre dos inmuebles albergará el primer edificio de Granada, y de toda Andalucía, que se construye en base a paneles laminados. Desarrollado por el estudio de arquitectura especializado en bioconstrucción, Bonsai Arquitectos, solo ha necesitado siete meses para levantarse en pleno centro urbano del municipio, de los cuales seis semanas han bastado para ejecutar la estructura completa.
El edificio se construye como un ‘mueble’ exento de madera contralaminada, separado de las medianerías mediante cámaras de aire de espesor variable, ventiladas para un mejor mantenimiento de la madera. Esta estructura de madera certificada se apoya sobre un sistema de muretes a partir de cimentación para garantizar una mejor protección de las placas-pared en su arranque.
Con unas dimensiones de 17,80 de ancho por un fondo medio de 7,30 metros, el inmueble cuenta con seis viviendas y dos locales comerciales, con el portal centrado. De este modo permite la distribución de circulaciones e instalaciones por el eje del edifico, que actúa como espina dorsal, minimizando su recorrido y aislando los ruidos del ascensor. Dos pozos de luz iluminan y ventilan simultáneamente escalera, baños y salones, y actúan como chimeneas térmicas que contribuyen a la mejor ventilación cruzada de apartamentos y escalera.
Su fachada hace virtud de la rigidez compositiva impuesta desde el Plan de Protección del Centro Histórico, haciéndose eco de las dos parcelas iniciales mediante el cromatismo y el diferente diseño de los huecos. Así, el equilibrio entre el aspecto tradicional y el uso de materiales sostenibles, combinado con su orientación sur, han permitido que Lluis Llopis y Eva Chacón, responsables del proyecto, hayan optado por un alzado sur protegido mediante mallorquinas deslizantes. Además, se han empleado patios para regular la ventilación cruzada, un sistema de aislamiento térmico exterior SATE para producir una envolvente continua sin puentes térmicos, tabiquería y suelo flotante a modo de ‘caja dentro de caja’ que garantiza la protección de la estructura de madera al fuego.
Apostar por la madera es un punto a favor de la sostenibilidad ya que como explica Luis Llopis, arquitecto del proyecto, la madera es un producto ‘dos en uno’: fija 0,9 toneladas de CO2/m3 y además reduce las emisiones en 1,1 toneladas de CO2/m3: esto supone un ahorro total de 2 toneladas de CO2/m3′
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La envolvente se completa con la adopción de una estructura de paneles contralaminados que resuelven a la el esqueleto y cascarón del edificio, ya que gracias a las luces estructurales, no son necesarios paneles intermedios. Por tanto, tal y como afirman los responsables del proyecto, se trata de un sistema constructivo que no sólo incrementa el espacio útil en parcelas pequeñas, sino que también reduce el tiempo empleado en la construcción.
Además, los sistemas de paneles vegetales poseen una eficacia energética muy superior a las paredes convencionales, de manera que se ahorra hasta un 80% de energía al minimizar los puentes térmicos y acústicos. Por lo que respecta a la acústica, las mediciones finales de ésta en el edificio confirman el modelo de cálculo que se estudió en la fase de proyecto. Los resultados que se derivan del aislamiento a ruido de impacto en medianeras y forjados quedan muy por debajo de la norma (23dB y 25dB, cuando lo exigido en ambos casos es 65dB), resultando además una vibración cálida que redunda en un mayor confort acústico para los usuarios.
La cubierta se resuelve por imposición normativa con una solución de teja tradicional, dejando una zona posterior de terraza plana para instalaciones, ya que el Plan de Protección del Centro no permite la ubicación de placas solares.
La apuesta de este inmueble por la sostenibilidad ha permitido no sólo emplear materiales reciclables o reutilizables, sino también ahorrar agua en un 90% con respecto a un edificio equivalente construido con hormigón armado, así como el uso de la madera certificada como garante de sostenibilidad.