Una casa de tapial ubicada en Ayerbe (Huesca) ha sido la ganadora del Terra Award 2016, el Premio Internacional de Arquitectura Contemporánea en Tierra Cruda, concretamente en la categoría de vivienda individual. Seleccionada entre más de 350 proyectos de todo el mundo, la vivienda sostenible desarrollada por Àngels Castellarnau, fundadora de Edra Arquitectura km 0, está formada por piedra, tierra y paja; representando estos materiales el 80% del peso del edificio.
El proyecto, presentado como una casa vernácula del siglo XXI, está inspirado en las construcciones locales antiguas de tierra en cuento a orientación, morfología y materiales locales, combinado con un diseño solar y bioclimático. Así, la construcción utiliza materiales de su entorno, principalmente la tierra, que al igual que la piedra y paja empleada, son de kilómetro 0.
Estos materiales contienen baja carga energética, se encuentran en el entorno inmediato, son de fácil extracción y se ponen en obra sin procesar, de manera que su impacto ambiental es prácticamente nulo. Además, no contienen aditivos ni en su composición ni en su puesta en obra, lo que hace que también sean saludables.
Para su construcción se ha empleado la técnica de la ‘tapia calicrostada’, un sistema constructivo de tradición local que consiste en la construcción de muros de carga a base de tierra no manufacturada km0 al que se introducen mejoras técnicas como adicionar paja de cebada para mejorar su comportamiento térmico y como mecanizar la puesta en obra para reducir el coste de ejecución.
La vivienda se ubica en un solar rectangular entre medianeras de edificios de tierra, cuenta con un patio al sur que permite la captación solar pasiva a través de los grandes huevos, los lucernarios y los muros. Además, sus tres plantas están adaptadas a los desniveles de las calles.
Esta vivienda cuenta también con ventilación natural cruzada conseguida de manera tradicional a través de aperturas en las caras norte y oeste. Estos huecos se protegen con porticotes de madera interiores para evitar pérdidas térmicas. Éstas se perforan mediante el patio, las terrazas y los lucernarios para permitir el acceso solar a los diferentes puntos del interior de la vivienda en invierno, siendo los elementos masivos los que acumulan el calor durante el día para cederlo a lo largo de la noche.
Para el verano, se han dispuesto estratégicamente elementos de protección como aleros y persianas enrollables de madera (tradición local), con el fin de evitar el acceso del sol al interior de la vivienda. Mediante esta estrategia se potencia el comportamiento térmico dinámico del la vivienda basado en el retardo que aporta la inercia de los elementos. De este modo se capta de forma pasiva energía del clima y se acumula en el propio edificio para que de forma retardada, se cubran las necesidades de confort del interior de la vivienda.
La estructura se resuelve mediante una planta semienterrada construida en hormigón en masa (100% reciclable y de árido local) en la que se alberga el garaje y el cuarto de calderas (con necesidades de protección frente al fuego). Sobre un forjado de viguetas pretensadas de hormigón armado y vuelta cerámica, arranca el muro perimetral de carga de 45 cm de espesor construido en tapia calicostrada, muro monolítico de cuerpo de una mezcla de tierra y paja con sendas costras de mortero de cal hidráulica construidos de forma simultánea al levante de la tapia.
Por otra parte, los acabados interiores se resuelven mediante revocos de arcilla local y pavimentos de madera de pino. En la carpintería y las protecciones solares también se utiliza de madera de pino. Estos materiales podrán reintroducirse directamente en la naturaleza al finalizar la vida útil del edificio siendo nuevamente materias primas.
A fin de conseguir una vivienda sostenible con la mayor eficiencia energética y comprometida con el medio ambiente, se ha utilizado cal hidráulica, tejas, madera y lana de oveja que proceden de un radio de 150 km. Además, cuenta con detalles de bioconstrucción como ventanas diseñadas especialmente para un mayor aprovechamiento de la luz y contraventanas correderas termoprotectoras, aljibe para el reutilización de agua de lluvia, revocos interiores de arcilla acumuladores de temperatura o caldera de biomasa.
Esta arquitectura catalana afincada en Ayerbe ya está inmersa en dos proyectos pioneros en tierra que se empezarán a construir en 2017: un hotel bioclimático de cinco estrellas en Matarraña, Teruel; y la rehabilitación de una masía del siglo XIX en Collbató (Barcelona), con bloques de tierra comprimida (BTC), que a su vez contará con un muro trombe.