¿Es posible integrar la energía eólica en el paisaje urbano y no solamente en áreas remotas sin acceso a la electricidad tradicional? Esto es precisamente lo que pretende la empresa francesa ‘New Wind‘ con su aerogenerador en forma de árbol denominado ‘L`Abre a Vent’ (Viento del árbol). Un árbol artificial que gracias a su forma y su tamaño de unos tres metros de alto se camufla entre los árboles de la ciudad y aprovecha las pequeñas corrientes de aire.
Sus hojas de plástico verde, denominadas Aeroleaf, son en realidad pequeñas turbinas eólicas dependientes de un tronco de acero que funcionan como una red local de pequeños aerogeneradores silenciosos. Éstos aprovechan la más mínima brisa de aire, llegando a producir energía con vientos inferiores a los dos metros por segundo. Una cifra relevante, ya que el destino de estos árboles artificiales es el entorno urbano, un lugar en que los edificios disminuyen la velocidad del viento y éste cambia de dirección constantemente.
La idea se me ocurrió en una plaza donde veía las hojas de los árboles mecerse pese a que no había una brizna de viento
, asegura Jérôme Michaud-Larivière, fundador de la empresa parisina NewWind y comercializadora del ‘árbol del viento’.
Ante esta situación, decidió apostar por las pequeñas corrientes de aire que circulan en las ciudades, entre los edificios y las calles, a fin de alimentar con electricidad a las farolas LED o una estación de recarga de coches.
De este modo, un árbol de viento puede llegar a generar energía durante 280 días al año, apunta su creador francés, Jérôme Michaud-Larivière; estimando la suma total de producción energética de sus turbinas en 3,1 KW.
Así, sus turbinas verticales con forma cónica y una pequeña masa, generan electricidad suficiente para iluminar más de una decena de farolas, suministrar la electricidad que necesita un coche eléctrico para recorrer 15.000 kilómetros o proporcionar el 83% de la potencia eléctrica promedio de una vivienda en Francia.
Además, gracias a esta forma de generación de energía eléctrica, con un solo árbol, se evita la emisión de 3,2 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Este ‘árbol’ podría por tanto instalarse en las ciudades para suministrar energía gratuita y 100% limpia. París decidió apostar por este tipo de generador de electricidad en la Plaza de la Concordia en 2015 a modo de exposición y laboratorio, coincidiendo con ser el primer enclave parisino al que llegó el alumbrado público. A día de hoy podemos encontrarlo en las calles de Francia, Alemania o Suiza.