Los 39 miembros de la Asociación Internacional del Cobre (ICA) ha demostrado con sus prácticas cotidianas y con sus aportaciones anuales de 50 millones de dólares su compromiso con la Organización de Naciones Unidas para fomentar el desarrollo sostenible de la sociedad.
En 2030, la Organización de Naciones Unidas se ha propuesto cumplir 3 retos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disminuir un 10% el consumo global de electricidad, reducir las emisiones de CO2 y potenciar un desarrollo económico valorado en 350 billones de dólares a través de la reducción de los costes energéticos.
Fomento de la Energía Sostenible en 2030
El objetivo de desarrollo sostenible número 7 se refiere a la consecución de energía asequible y no contaminante, una meta en la que la industria del cobre juega un papel determinante.
El sector del cobre en Europa está desarrollando estrategias dirigidas a los sectores servicios, residencial e industrial para que reduzcan su huella de carbono. Con estas medidas, está previsto un ahorro de emisión de 130 millones de toneladas de CO2 anuales en 2020. Esto supondrá que para 2050 el volumen de emisiones de la Unión Europea podría reducirse un 25% comparado con los niveles de 2011. Asimismo, la industria del cobre también trata de reducir su propia huella de carbono. Comparado con el año 1990, los productores de cobre han disminuido un 60% su consumo energético.
Si las iniciativas adoptadas en el sector del cobre se ampliaran a nivel mundial, en 2030 se podrían reducir las emisiones de CO2 un 16% (5.700 millones de toneladas de CO2), lo que revertiría en un ahorro de 860.000 millones de dólares anuales en costes energéticos.
Uso de Energías Renovables y de Vehículos Eléctricos
Con el actual ritmo de crecimiento de la población mundial, para 2030 se estima que el consumo de energía se incrementará un 60%. Para que exista un acceso universal a ella, es preciso duplicar la tasa de energía renovable y de eficiencia energética, un proceso en el que el cobre tiene un papel determinante: es el metal no precioso que mejor conduce el calor y la electricidad y es un 65% más eficiente que el aluminio.
En las nuevas tecnologías de la automoción, que van cada vez más orientadas hacia los coches híbridos y eléctricos en detrimento de los de combustión, el uso de elementos de cobre representa un porcentaje significativo.
La energía renovable, por tanto, presenta numerosas ventajas, como la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, la disminución de emisiones de CO2 a la atmósfera y que el acceso sea más universal.