La Conserjería de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León ha diseñado la Estrategia de Eficiencia Energética, a través del Ente Regional de la Energía (EREN). Se trata de una batería de 79 medidas dirigidas a reducir en más del 30 % el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Castilla y León hasta el año 2020, objetivo que está 10 puntos por encima del marcado por la Unión Europea (UE).
El documento se estructura en siete áreas: industria, edificación, transporte, servicios públicos-entidades locales, Administración autonómica, I+D+i y comunicación, difusión y formación.
Las iniciativas planteadas en torno a la industria, se centran en fomentar las inversiones de eficiencia en los procesos, equipos e instalaciones de las compañías, así como en la diversificación de las fuentes empleadas en la producción a través de la convocatoria de distintas líneas de subvenciones. Respecto a la edificación, abarca los subsectores doméstico, comercio y servicios y hostelería. Así, en el ámbito de los hogares, contempla planes de sustitución o ‘Renove’ de electrodomésticos, calderas, equipos de aire acondicionado y ventanas, así como incentivos para las redes de distribución de calor y frío y para los edificios de energía cero. En lo que se refiere a los inmuebles del sector terciario, prevé fomentar mejoras en los sistemas de climatización, iluminación y aislamiento térmico.
Participación en proyectos de I+D+i de las universidades
En cuanto al transporte, proyecta siete medidas encaminadas a reducir el consumo en 332,6 Ktep hasta 2020, es decir, cerca del 44 % del total. Respecto al consumo energético derivado de la prestación de servicios públicos por parte de las entidades locales, se reparte entre la energía eléctrica, gasóleo para edificios y vehículos, gas natural y gasolina. En otro apartado se proyectan 18 iniciativas de optimización que tienen que ver con la sustitución de calderas, instalaciones de refrigeración y ventanas, y otras mejoras en los sistemas de iluminación y climatización en oficinas, hospitales, colegios, centros de salud y de servicios sociales.
En el apartado dedicado a I+D+i de las universidades, se han identificado ya cuatro líneas de investigación: mejora de las características térmicas de los materiales empleados para las envolventes de inmuebles; recuperación de efluentes gratuitos energéticos en la edificación y en la industria; edificios de consumo casi nulo, basados en la arquitectura bioclimática y sostenible, y extensión de las redes de producción centralizada de calor y frío tipo calefacción de barrio. Por último, el séptimo apartado del documento hace hincapié en la difusión de las iniciativas y sus beneficios.