Un investigador del Departamento de Arquitectura de la UPV/EHU ha propuesto un método de diseño de renovación de caseríos que contempla el patrimonio, el medio ambiente y el ámbito socioeconómico, y lo presenta como un estímulo al fin de la crisis que sufre el caserío vasco. Dicho sistema propone al arquitecto estrategias que respetan el patrimonio, cumplen los objetivos ambientales e integran el uso que se hace del edificio.
La nostalgia llevó a Ugaitz Gaztelu, estudiante en el extranjero, a realizar una reflexión sobre la decadencia del caserío vasco. «El caserío cuenta los últimos 500 años de nuestra historia, aporta identidad a nuestro paisaje y es el reflejo de nuestra cultura. Sin embargo, cuando estudiaba en el extranjero, siempre imaginaba un caserío abandonado, derrumbado… Así fue como decidí mirar al futuro del caserío», explica Gaztelu. Así, empezó a trabajar en el futuro de estos edificios, que forman parte del paisaje del País Vasco desde el siglo XV. Ahora, tras varios años de trabajo, el investigador del Departamento de Arquitectura de la UPV/EHU ha propuesto una herramienta para garantizar la rehabilitación sostenible del caserío vasco, una rehabilitación que, además, es respetuosa con su patrimonio.
La crisis del caserío supone, para este investigador, una oportunidad única para crear un nuevo modelo. Dicho modelo se basa en el equilibrio entre tres ámbitos clave: sostenibilidad socioeconómica, sostenibilidad ambiental y respeto al patrimonio. En cuanto a la sostenibilidad socioeconómica, el investigador sugiere varias funcionalidades para la subsistencia económica y social del caserío: un uso tradicional, la agricultura ecológica, el turismo, las escuelas agrarias… Con relación al medio ambiente, dado que Europa exige una reducción del 27 % del consumo energético para el 2030, Gaztelu especifica diversas medidas para la consecución de dicha demanda. En lo que respecta al patrimonio, subraya la necesidad de conservar su valor, «lo cual no implica que el edificio tenga que mantenerse tal cual, congelado. Los caseríos siempre han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Al llegar el maíz, el caserío se amplió hacia su parte superior; de la misma forma, si se necesitaba un balcón, se añadía un balcón sin que ello supusiese ningún tipo de problema. Pero por las numerosas posibilidades constructivas existentes de este último siglo, parece que todo es posible; hemos perdido sensibilidad». Por ello, el autor propone dar un paso atrás y recuperar la sensibilidad perdida.
Cuatro pasos para una estrategia equilibrada
Ugaitz Gaztelu ha creado una metodología para la rehabilitación del caserío que contempla esas tres claves. «Si un arquitecto emplea este sistema en un trabajo de rehabilitación, el mismo sistema le hará saber cuáles son las estrategias óptimas para que la intervención sea sostenible, eficiente y, además, respetuosa con el patrimonio», aclara Gaztelu. La herramienta en cuestión consta de cuatro pasos para conseguir una correcta rehabilitación.
El primer paso corresponde al diagnóstico, «conocer la arquitectura del edificio desde el punto de vista del patrimonio, además de su comportamiento bioclimático. Para ello, se ha de monitorizar el edificio, mediante lo cual se extraen datos sobre su temperatura y humedad cada quince minutos. De esa forma, se completa y calibra la simulación energética del caserío».
Una vez que se dispone de dichos datos, «en el segundo paso se integra la utilización, teniendo en cuenta la energía y el patrimonio. El investigador ha constatado que el uso de un edificio influye directamente en el consumo energético, y que, además de ello, el uso relativo al primer sector es, habitualmente, el modo de uso que presenta un menor consumo: «el consumo de un edificio depende totalmente de su utilización, igual que el consumo de un coche depende totalmente de su conductor». Y es que no se trata únicamente de cuándo se enciende o apaga la calefacción. «Los animales emanan calor. En un caserío que he monitorizado en Urdaibai he podido demostrar que cuatro vacas suponen un incremento en la temperatura de 3,20 °C. Su funcionamiento se podría equiparar a una máquina que produce calor durante todo el día», explica Gaztelu. «El uso tradicional es el más rentable y eficiente; el consumo llega a duplicarse si el mismo edificio se utiliza únicamente a modo de vivienda». Por ello, propone una menor exigencia en las medidas de intervención para cumplir las condiciones europeas en aquellos caseríos que mantengan un uso tradicional.
Después, en el tercer y el cuarto paso, se completa un mapa de intervención. «Se han de plantear estrategias, y para ello decidí emplear estudios paramétricos, un sistema que se utilizaba en muy pocas universidades a nivel mundial. Dicha estrategia permite pasar de planteamientos de estrategia manuales (aislamiento de 5 cm en el tejado, de 10 cm en las paredes y de 6 cm en el suelo, o ¿por qué no de 4 cm?) a probar todas las combinaciones posibles. En vez de realizar una pequeña cantidad de simulaciones, se llevan a cabo casi 40.000 de manera simultánea». Una vez que se han obtenido los datos relativos a la eficiencia, el último paso integra el patrimonio. «Se establece un límite para los cambios realizables, ya que es posible que haya estrategias muy eficientes —como la de aislar todos los muros 20 cm— que no son respetuosas con el patrimonio», aclara Ugaitz Gaztelu. Mediante el mapa que aporta este sistema, «el arquitecto elige una estrategia y la aplica en su intervención, lo cual le garantiza que dicha intervención respeta el patrimonio, contempla el uso del edificio y se adapta a él».
Esta metodología debería ser integrada en la normativa, según su autor: «he colaborado desde el principio con el Patronato de Urdaibai, y varias de las conclusiones de mi trabajo están ya integradas en la nueva normativa del patronato. A pesar de ello, creo que deberían ser aplicadas a normativas generales. Tras una simplificación de la herramienta, cualquier arquitecto la podría utilizar en su estudio. La cooperación de todos los agentes es fundamental para que el futuro del caserío sea un futuro de calidad. Hemos de devolver su status a este tesoro que hemos recibido de la generación anterior, hay que revertir su situación y darle el valor que se merece».
Información complementaria
Esta investigación ha sido realizada en el marco de la tesis doctoral de Ugaitz Gaztelu Onaindia, titulada ‘Hacia una adaptación sostenible del caserío vasco: experimentación hacia directrices de intervención para una rehabilitación equilibrada a través de un método extrapolable en un caso de estudio de la Reserva de biosfera de Urdaibai’, que ha sido dirigida por Alberto Ustarroz Calatayud, catedrático del Departamento de Arquitectura y profesor de Proyectos III de la UPV/EHU, y codirigida por Emanuele Naboni, profesor asociado del Institute of Technologies of The Royal Danish Academy of Fine Arts-Schools of Architecture, Design and Conservation. El investigador realizó una estancia de ttres meses en dicha institución, en Copenhague.