La Fundación La Casa que Ahorra quiere aprovechar el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, 16 de septiembre, para hacer un llamamiento a la sociedad, y sobre todo a las instituciones pertinentes, sobre que es posible avanzar “de otro modo y cambiar el rumbo del planeta con apuestas decididas” en materia de cambio climático.
Desde que a finales de los años 80, y a través del Convenio de Viena y su posterior Protocolo, se pusieron en marcha una serie de actuaciones, y un calendario cuyo cumplimiento fue exhaustivo para la recuperación de la capa de ozono, el éxito en la recuperación paulatina del “agujero” ha sido un referente. Tal es así que los científicos estiman que en unos 20 años se habrá cerrado, con las consecuencias positivas que ello conlleva para la protección de la salud humana y de los ecosistemas.
Las actuaciones llevadas a cabo han contribuido enormemente a poner en marcha otras iniciativas mundiales posteriores, dirigidas a un objetivo común y de vital importancia: hacer frente al calentamiento global. Para Albert Grau, gerente de la Fundación La Casa que Ahorra, “esta realidad permite ser optimistas en la consecución del principal reto que tiene el planeta”, y que solo puede afrontarse apostando por la descarbonización del modelo económico y de desarrollo. En ese proceso, los sectores difusos y la edificación en concreto, juegan un papel fundamental, “en el que desde la Fundación La Casa que Ahorra venimos trabajando desde hace años”, añade Grau.
«Reducir el impacto ambiental»
Frente al cambio climático Europa tiene el objetivo conjunto de reducir un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero de los sectores difusos en el año 2030 (respecto a los niveles de 2005). Este objetivo, en el caso de España, es del 26% y para su consecución es necesario establecer un marco ambicioso de objetivos de reducción. Y como sucedió con la capa de ozono, la legislación puede jugar un papel fundamental para hacer frente al reto del cambio climático. En este sentido, España ha anunciado la aprobación de una Ley de Cambio Climático y Transición Energética que debe establecer objetivos de reducción de emisiones ambiciosos y proponer medidas de mitigación y adaptación en todos los sectores, entre ellos, en la edificación. Sin embargo, el proceso de generación de este marco legal necesario parece avanzar más lento de lo esperado (no se prevé para antes de finales de 2018), por lo que algunas comunidades autónomas como Cataluña se han adelantado a este proceso, aprobando su propia Ley de Cambio Climático y una senda hacia la descarbonización en 2050.
Según Albert Grau, La Fundación La Casa que Ahorra “se suma a este reto apostando por la eficiencia energética, como lo harán los edificios de energía casi nula, garantizando la seguridad de los ocupantes frente a otros riesgos como el fuego, reduciendo el impacto ambiental de las actuaciones del sector y mejorando la salud y calidad de vida de las personas, tanto en el proceso de construcción de nuevos edificios como en la rehabilitación de los edificios existentes”.