La fábrica de Lafarge en Sagunto del Grupo LafargeHolcim ha sido la instalación elegida para acoger la visita de una delegación de representantes de Geocycle-China -uno de los proveedores líderes de servicios de gestión de residuos- como parte de un programa de formación en combustibles alternativos y materias primas.
La delegación visitó las cuatro instalaciones de coprocesamiento de combustibles alternativos de la fábrica (neumáticos fuera de uso, harinas cárnicas, CDR y líquidos), la sala de control y la ensacadora. La formación se completó además con una visita a las instalaciones del principal suministrador de combustibles líquidos de la planta de Sagunto. El grupo pudo conocer de primera mano los procedimientos empleados en la valorización de residuos y el know how de los profesionales de la planta saguntina.
Esta planta cuenta con un importante know how en valorización material y energética, una experiencia acumulada que nos permite exportar conocimiento a otros países.
La utilización de residuos como combustible
Según indicaba el director de Geocycle, la industria cementera es crucial para la reducción del volumen de residuos enviados a vertedero, ya que solo en la Comunidad Valenciana evitó en 2016, el envío a vertedero de 357.000 toneladas anuales de residuos. Gracias a la sustitución de combustibles fósiles por residuos se evitó la emisión atmósfera en la región de 158.887 toneladas de CO2, cantidad equivalente a las emisiones de 135.801 vehículos en un año.
Coincidiendo con esta visita internacional, la Fundación Cema y la planta de Sagunto, celebraron una jornada sobre “economía circular e industria cementera” en la que se puso de manifiesto cómo la sociedad europea considera la valorización energética en cementeras como parte de la solución para la gestión de residuos en detrimento de los vertederos.
La utilización de residuos como combustibles alternativos y como alternativas a materias primas tradicionales supone una importante contribución a la economía circular. Se trata de una práctica avalada y potenciada por la Unión Europea que se lleva realizando, con todas las garantías de salud ambiental, desde hace más de 20 años en España y 40 en Europa, siendo precisamente en los países del norte de Europa donde más se emplea este método.