Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han realizado un estudio para conocer el impacto sobre el cambio climático de los tratamientos de gestión de los residuos municipales, mediante el cual han desarrollado distintas metodologías para calcular la huella de carbono asociada a cada una de las etapas de la gestión de los residuos municipales: recogida, transporte y tratamiento final.
La nueva metodología, concebida por investigadores del grupo Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales (TARIndustrial) de la UPM, permite calcular esta huella. La ciudad de Madrid se ha utilizado como un estudio de caso para demostrar la validez y utilidad del método propuesto. Los resultados obtenidos pueden resultar provechosos para determinar si las opciones de tratamiento de residuos implementadas se alinean con los objetivos de reducción de la huella de carbono. Según afirman desde la UPM, parece que en Madrid esto sí está funcionando.
Metodología del estudio
La gestión de los residuos municipales comprende las etapas de recogida, transporte y tratamiento final de los mismos. En lo relativo a la etapa de tratamiento, la metodología desarrollada por el grupo de investigación de la ETSI Industriales de la UPM considera tanto las emisiones directas −las emisiones de gases de efecto invernadero generadas en los propios tratamientos (vertedero, compostaje, incineración, biometanización, etc.)− como las indirectas −las emisiones asociadas a la producción de la energía eléctrica consumida en los mismos, cuando no son capaces de autoabastecerse−, además de las emisiones evitadas como consecuencia de la recuperación de materiales o energía (emisiones evitadas).
Su aplicación a la ciudad de Madrid ha permitido concluir que el impacto total asciende a 253 kg CO2 equivalente por tonelada de residuo tratado, siendo la etapa de tratamiento la que presenta una mayor contribución (un 88,7% frente al 11,3% restante del conjunto de la recogida más el transporte).
Huella de carbono en la etapa de tratamiento
Según el estudio, la huella de carbono de la etapa de tratamiento está un 88% por debajo de la peor de las opciones de tratamiento; aquélla en la que la totalidad de los residuos municipales se llevase a vertedero sin recuperar el biogás formado en el mismo. Como señala Javier Pérez, uno de los investigadores participantes en el estudio, “la recuperación de los materiales reciclables (plásticos, acero, aluminio, vidrio, papel y cartón, etc.) y la implementación de tratamientos biológicos para la generación de biogás a partir de la fracción orgánica (digestión anaerobia) han permitido aprovechar el ´residuo como un recurso´, alineándose así con uno de los pilares de la economía circular”.
De acuerdo a los principios de la Unión Europea se ha de trabajar en la reducción de los residuos municipales, si bien, cuando éstos se generen, se ha de hacer un esfuerzo en la recuperación de todas aquellas fracciones valorizables.