El nuevo complejo de la Universidad de Loyola en Sevilla será un referente de eficiencia, responsabilidad y tecnología. Así lo ha presentado esta semana el estudio de arquitectura encargado del diseño, Luis Vidal. La sostenibilidad ha sido uno de los ejes del diseño de este edificio que, consumiendo alrededor de un 40% menos que un edificio similar, aspira a la certificación medioambiental Leed Gold.
El desarrollo del complejo, que abarca una superficie construida de 29.000 m2 y un presupuesto total de 40 millones de euros, se ha realizado en 17 meses. Luis Vidal explicó durante la presentación del proyecto que la concepción del campus se adapta a las necesidades de la universidad a la vez que permite modificarse y extenderse según las necesidades presentes y futuras de crecimiento. Se tomó en consideración la arquitectura tradicional de la zona y se realizó un exhaustivo análisis de la luz.
Medidas para un ahorro energético del 40%
Más del 20% de los materiales del edificio provienen de usos anteriores, y más del 30% tienen extracción y producción a menos de 800 km, evitando o minimizando así los perjuicios medioambientales inherentes a los grandes desplazamientos de materiales.
En cuanto a las medidas de eficiencia energética destacan la adecuada orientación del edificio, principalmente norte y sur, y el control del soleamiento mediante velas y voladizos para impedir ganancias excesivas de calor a través de las fachadas.
La envolvente del edificio (cubiertas, fachadas, ventanas) está muy cuidada para minimizar las ganancias y pérdidas energéticas excesivas. Los colores de los materiales de cubierta son reflectantes, para evitar la acumulación del calor recibido por radiación, y la instalación de paneles fotovoltaicos tienen una producción máxima de 150 KWp, lo que supone una disminución del consumo energético neto del edificio.
En cuanto al uso eficiente del agua destaca la construcción de un aljibe, para la implantación de un sistema de recuperación parcial de aguas grises para el uso en inodoros, además de la correcta gestión del agua de lluvia en la parcela. También se ha restaurado la vegetación de la parcela con especies autóctonas o adaptadas de forma consistente con el clima local.
En conjunto, las medidas implementadas suponen que el edificio consume alrededor de 40% menos que un edificio similar cumpliendo la normativa vigente.
Según los arquitectos, «este diseño aspira a convertirse en el primer campus 5G del mundo. Es un centro universitario del siglo XXI: tecnológico, accesible, sostenible, responsable y que toma al ser humano como medida».