La encuesta global ‘La salud y el cambio climático’, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha sido presentado esta semana durante una rueda de prensa en la Cumbre del Clima que se está celebrando en Madrid estos días. El documento refleja que la mayoría de los países no están cumpliendo plenamente con sus propios planes para salvaguardar la salud humana de los efectos del cambio climático.
El nuevo informe, presentado el 3 de diciembre en el Pabellón España de la zona azul de la COP25, se basa en datos procedentes de una encuesta realizada por la Organización Mundial de la Salud en 101 países y publicada en el 2018 WHO Health and Climate Change Survey Report.
Según el informe de la OMS, los países están priorizando cada vez más el cambio climático y la salud, y la mitad de los encuestados han desarrollado una estrategia o plan nacional en este ámbito. Pero únicamente el 38% de los encuestados cuenta con recursos financieros para ejecutar aunque solo sea parcialmente su estrategia nacional, y menos del 10% destina recursos suficientes para su plena ejecución.
Falta de recursos humanos y financieros
El 48% de los países han llevado a cabo una evaluación de los riesgos climáticos para la salud pública. Los riesgos más comunes que han señalado en relación con el clima han sido el estrés térmico, las lesiones o la muerte causados por fenómenos meteorológicos extremos, y las enfermedades de transmisión vectorial, alimentaria o hídrica (por ejemplo el cólera, el dengue o el paludismo). Sin embargo, alrededor del 60% de estos países informan de que los resultados de las evaluaciones han tenido poca o ninguna influencia sobre la asignación de recursos humanos y financieros para cumplir con las prioridades que se han fijado en los esfuerzos de adaptación para proteger la salud. La incorporación de la salud en los procesos nacionales e internacionales relacionados con el clima podría ayudar a obtener los fondos necesarios.
La encuesta reveló que los países encuentran dificultades para acceder a la financiación internacional para proteger la salud de su población frente al cambio climático. Más del 75% se refirió a la falta de información sobre las oportunidades de acceder a fondos destinados a la lucha contra el cambio climático, más del 60% a la desconexión de los agentes en la esfera de la salud con los procesos de financiación, y más del 50% a la falta de capacidad para preparar propuestas.
Dos tercios de las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional al Acuerdo de París mencionan la salud, y el sector sanitario es uno de los cinco que más a menudo se señalan como vulnerables al cambio climático, pero ello no se ha traducido en los niveles de ejecución y apoyo que serían necesarios.
Cerca de un millón de vidas al año
Además, los esfuerzos realizados hasta la fecha han demostrado que el valor de los beneficios para la salud derivados de la reducción de las emisiones de carbono duplicaría aproximadamente el coste de la aplicación de estas medidas a nivel mundial, y que el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París únicamente en lo relativo a la reducción de la contaminación atmosférica podría salvar cerca de un millón de vidas al año en todo el mundo de aquí a 2050.
Sin embargo, muchos países no son capaces de aprovechar este potencial. La encuesta muestra que menos del 25% de los países cuentan con mecanismos de colaboración claros entre el sector de la salud y los sectores que más influyen en el cambio climático y la contaminación atmosférica: el transporte, la generación de electricidad y la energía doméstica.
Los beneficios para la salud que se obtendrían como resultado de la reducción de las emisiones de carbono rara vez se tienen en cuenta en los compromisos nacionales relacionados con el clima, como lo demuestra el hecho de que solo una quinta parte de las contribuciones determinadas a nivel nacional mencionan la salud en el contexto de la reducción de las emisiones, y solo una de cada diez menciona los beneficios esperados en la esfera de la salud.
Medidas a abordar
«Si la salud fuera tenida en cuenta de manera sistemática en las contribuciones determinadas a nivel nacional -así como en los Planes Nacionales de Adaptación, las promesas de contribuciones para la financiación de la lucha contra el cambio climático y otras comunicaciones nacionales a la CMNUCC- el Acuerdo de París podría llegar a ser el acuerdo internacional más importante del siglo en la esfera de la salud», destaca la Dra. Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud.
No obstante, existen desajustes que es preciso abordar urgentemente. Por un lado, hay que lograr que los países pongan en práctica los planes que elaboran, para lo cual se deben adoptar medidas dirigidas a eliminar los obstáculos que se lo impiden, como por ejemplo asegurarse de que el sector de la salud participe en los procesos de lucha contra el cambio climático y velar por que los países cuenten con la capacidad y el apoyo requeridos para acceder a la financiación que necesitan.
Por otro lado, hay que integrar la salud en los procesos de toma de decisiones que afectan a la reducción de las emisiones de carbono y otros objetivos en materia de sostenibilidad, y tener en cuenta los beneficios para la salud que se derivan de la adopción de medidas relacionadas con el clima.