El Parlamento Europeo ha alcanzado un acuerdo con el Consejo Europeo, el pasado lunes, sobre nuevos criterios para determinar si una actividad económica es ambientalmente sostenible, es decir, si realmente son inversiones verdes. De esta forma, todos los productos financieros que afirmen ser sostenibles deberán demostrarlo siguiendo estrictos y ambiciosos criterios de la Unión Europea.
La ‘taxonomía verde‘ estipula así los objetivos ambientales que deben considerarse al evaluar la sostenibilidad de una inversión. Estos criterios que deben cumplir las actividades económicas son la mitigación y adaptación al cambio climático, la transición a una economía circular, la prevención y control de la contaminación, la protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas, y el uso sostenible y protección de los mares y recursos marinos.
Este acuerdo marca el primer paso para hacer el sector financiero más sostenible y llevar las inversiones en la dirección correcta para la transición a una economía neutra en carbono.
Cómo deben ser las inversiones verdes
El acuerdo marca que una actividad económica deberá contribuir a uno o más de los objetivos anteriores y no perjudicar significativamente ninguno de ellos. Su sostenibilidad ambiental debe medirse utilizando un sistema de clasificación unificado, ya que las etiquetas nacionales basadas en diferentes criterios dificultan que los inversores comparen la inversión verde, y los desaliente a invertir fuera de sus fronteras.
El texto no excluye ninguna tecnología o sector específico de actividades ecológicas, aparte de los combustibles fósiles sólidos, como el carbón o el lignito. Sin embargo, el gas y la producción de energía nuclear no están explícitamente excluidos de la regulación, y pueden etiquetarse como una actividad de transición, respetando el principio de «no perjudicar significativamente».
La nueva legislación asegura también los riesgos de ‘greenwashing’, o el ‘ecoblanqueamiento’, ya que obliga a proporcionar una descripción detallada de cómo la inversión cumple estos objetivos medioambientales.
Actividades de transición
Los criterios verdes también deben garantizar que las actividades de transición necesarias para llegar a una economía climáticamente neutral (pero que en sí mismos son incompatibles con la neutralidad climática) deben tener los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero correspondientes al mejor rendimiento de la industria. Las actividades de transición no deben obstaculizar el desarrollo de actividades bajas en carbono ni contribuir a los efectos de bloqueo intensivos en carbono.
Una regla similar se aplica a aquellas actividades que permiten a un sector mejorar directamente su desarrollo ambiental, como es el caso de la fabricación de aerogeneradores para la producción de electricidad.
El acuerdo alcanzado por el Parlamento tendrá que ser aprobado primero por los dos comités involucrados y por votación plenaria. La Comisión actualizará periódicamente los criterios técnicos de evaluación para la transición. Para el 31 de diciembre de 2021, se deberán revisar los criterios de selección y definir los criterios para cuando una actividad tenga un impacto negativo significativo en la sostenibilidad.
Por su parte, la Comisión Europea acogió ayer con satisfacción el acuerdo político entre el Parlamento Europeo y el Consejo sobre la creación de este sistema de clasificación para actividades económicas sostenibles.