El Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), en colaboración y bajo el asesoramiento del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), ha editado la guía ‘Edificios y salud. Siete llaves para un edificio saludable’. La publicación aborda las áreas centrales que pueden afectar a la salud de los usuarios de los edificios, desde el punto de vista técnico.
La guía se compone de 8 capítulos en los que expertos arquitectos técnicos explican siete aspectos fundamentales para conseguir un edificio saludable y asegurar la salud de los usuarios de la vivienda, tanto a nivel físico como psicológico. En concreto, son siete las llaves para alcanzarlo: bienestar térmico, calidad del aire, productos saludables, protección frente al ruido, iluminación, accesibilidad y calidad del agua.
“Aunque existen diferentes estudios que ya asocian íntimamente la vivienda con la salud, destacando, entre otras causas, la presencia de humedades, la falta de luz natural o no tener recursos para mantener a una temperatura adecuada el hogar, por primera vez se plantea una guía realizada por arquitectos técnicos y médicos para acercar esta realidad en su dimensión social”, subraya Alfredo Sanz, presidente del CGATE.
La construcción, punto clave en la salubridad
En opinión de los autores de esta guía, la salud del usuario en las decisiones constructivas debe constituir un objetivo prioritario. “En este manual se puede ver cómo cada uno de los elementos influyen en nuestra salud, desde los materiales o productos saludables a utilizar en las soluciones constructivas, hasta las instalaciones tanto comunes como privativas para asegurar una climatización adaptada, una adecuada calidad del aire y los criterios de accesibilidad universal tan necesarios en los edificios”, argumentan.
El contenido de esta guía está enfocado a ayudar a los técnicos de la edificación a hacer más comprensibles para los usuarios los parámetros que inciden en la salud de los hogares. Pone especial énfasis en las consecuencias del Síndrome del Edificio Enfermo que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya afecta a los ocupantes del 30% de los edificios modernos y en la necesidad de actuar.