Un estudio elaborado por investigadores del Grupo Teneco de la Universidad de La Rioja ha analizado distintas opciones para cumplir los requisitos de la nueva normativa de consumo energético en edificación. Lo han aplicado al caso de un edificio de viviendas plurifamiliares ubicado en las diferentes zonas climáticas peninsulares de España.
El estudio, publicado por la revista científica ‘Energy‘, presenta, entre otros aspectos, las principales innovaciones derivadas del Documento Básico de Ahorro de Energía del Código Técnico de la Edificación 2019 (CTE-DB-HE 2019).
Estudio en diferentes zonas climáticas
El trabajo, pionero en España según Teneco, toma como caso de estudio un edificio de viviendas plurifamiliar ubicado en las 12 zonas climáticas diferentes de la España peninsular, evaluando diversas opciones, tanto para edificios de nueva construcción como para la rehabilitación de los existentes, con el objetivo de cumplir los requisitos reflejados en el citado borrador para lograr edificios de consumo de energía casi nulo.
«Es el primer trabajo de este tipo en nuestro país, por lo que puede servir de referencia para ingenieros y arquitectos», explica Luis M. López Ochoa, del Grupo de Investigación Teneco.
Para alcanzar las exigencias, el estudio prioriza varios aspectos: mejor aislamiento térmico; empleo de instalaciones térmicas más eficientes; uso de energías y bombas de calor renovables, y reducción del consumo de energía primaria (tanto total como de origen renovable). Unos objetivos que responden a los ejes principales de la nueva normativa: control de la demanda energética, la contribución mínima de energía renovable para cubrir la demanda de agua caliente sanitaria y limitación del consumo energético.
Control de la demanda y energía renovable
El control de demanda energética «hace referencia a la energía que se necesita para mantener una temperatura confortable en el interior de un edificio (confort térmico). La energía (calor) que se pierde en invierno o que se gana en verano depende, en gran medida, del aislamiento del que dispone la envolvente térmica del edificio, destacando especialmente los puentes térmicos», explica el investigador Luis M. López Ochoa.
Respecto al uso de energías renovables, la contribución mínima de energía renovable exigida para cubrir las necesidades de agua caliente sanitaria ha pasado del inicial 50% fijado en el borrador a un 60% o 70% (en función del consumo) en el documento final. Para lograrlo, los investigadores ofrecen diversas alternativas mediante el uso de distintos sistemas, como los solares térmicos o las bombas de calor renovables.
En cuanto a la limitación en el consumo de energía, la principal novedad está en que «ahora las limitaciones son más exigentes, tanto en el consumo de energía primaria total -explica López Ochoa- como en el consumo de energía primaria de origen no renovable».
La restricción depende de la zona climática de invierno en la que se sitúe el edificio y para no superarla se tienen en cuenta distintos aspectos que afectan a la demanda energética (aislamiento, orientación, etc.), al rendimiento de los sistemas de generación de calor o a las fuentes de energía empleadas, entre otros.