Para evitar derroches de consumo energético y para mantener el interior de los edificios en unas condiciones óptimas de temperatura es necesario renovar su aislamiento e impermeabilización. Por ello, Danosa ofrece múltiples soluciones para cuidar el consumo energético de los edificios y hacerlos más eficientes.
Danosa recalca que además de minimizar el consumo energético, deben evitarse problemas como humedades y goteras, que dañan la estructura, y es muy importante velar por la estanquidad al agua de otros espacios como fosos de ascensores, piscinas, aparcamientos o sótanos, así como preservar el confort acústico en el interior de los hogares ante ruidos externos, para lo cual existen soluciones de aislamiento acústico que puede reducir el ruido hasta en un 70%.
Habitabilidad y confort de las viviendas
La compañía señala que el 90% de nuestras vidas la pasamos en el interior de edificios. Es por tanto prioritario que estén en unas condiciones de habitabilidad adecuadas para preservar nuestro bienestar, salud y calidad de vida. Para ello es necesario realizar un correcto mantenimiento y en ocasiones, acometer su rehabilitación, con el fin de mantener una funcionalidad y estética adecuadas para mantener su valor como activo.
El enorme uso de las viviendas debido al confinamiento se va a traducir en un estímulo para su rehabilitación, en una mayor demanda de espacio útil, más eficiencia energética y en definitiva, en mayor demanda de confort y mejor habitabilidad, tal y como señala Danosa.
Según datos de Rehare (Agencia para la Rehabilitación de Edificios), acometer una rehabilitación en las principales zonas comunes de un edificio como cubiertas y fachadas podría abaratar la factura energética en hasta 125 euros al mes o, lo que es lo mismo, hasta en 1.500 euros al año. Una cifra cuanto menos importante, pues indica que la inversión de la rehabilitación puede amortizarse en apenas 5 años. Además, realizando las rehabilitaciones pertinentes los inmuebles pueden revalorizarse hasta en un 25%.
Además, las zonas comunes ocupan entre un 10% y un 15% del espacio de un edificio y suelen ser las más expuestas al frío, al calor, a las lluvias o al sol, y por ellas puede perderse hasta un 70% de la energía, sobre todo cuando se trata de calefacción o aire acondicionado.