El nuevo estudio de Green Building Council España (GBCe), ‘La descarbonización de la edificación‘, muestra la necesidad de rehabilitación energética para hacer frente al aumento de la temperatura global y de adecuar el parque edificado ante la previsión de situaciones climáticas muy adversas.
Esta publicación, que forma parte de la serie de ‘Informes XL’ de GBCe, razona sobre la falta de resiliencia demostrada por la sociedad y la economía frente a grandes situaciones adversas como el coronavirus.
El trabajo realizado por GBCe muestra la necesidad urgente de adaptarnos a las consecuencias inevitables del cambio climático con un más que previsible aumento de la temperatura. “Nuestros edificios deberán hacer frente a unas condiciones climáticas tendentes a un calentamiento de al menos 2,5 ºC de media en 2100, si conseguimos limitar el pico de emisiones a 2040, en un escenario favorable. De no tomar acciones en materia de cambio climático nos arriesgamos a un aumento de la temperatura media de casi 5 ºC”, recoge el informe.
Consecuencias del cambio climático
Las consecuencias de este aumento de la temperatura darán lugar a fenómenos climáticos cada vez más extremos a muy corto plazo. Se espera que para 2040 las olas de calor duren 22 días consecutivos, con temperaturas que alcancen los 45 ºC y, por lo tanto, generen mayores demandas de refrigeración. Las sequías durarán hasta dos meses, lo que incrementará los problemas de acceso y distribución de agua para la población e industria, a la vez que las lluvias torrenciales aumentarán su intensidad un 15% en la mitad norte de España.
Dolores Huerta, secretaria técnica de GBCe, y coautora del informe junto a Miguel Segovia, señala el doble objetivo que debe perseguir el sector de la edificación: la mitigación del cambio y la adaptación de nuestros edificios y espacios públicos. “Preparar nuestro entorno construido para esa realidad acuciante es necesario, ya que esas previsiones se han realizado considerando las políticas públicas de descarbonización: el cambio climático ya es inevitable. No obstante, contamos con el conocimiento y las herramientas necesarias para enfrentarnos a ello, como las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) y la renaturalización urbana”, explica Huerta.
El informe señala que los núcleos urbanos son especialmente sensibles al cambio climático, ya que afecta a todos los territorios en general. La escasez de zonas verdes, el uso abusivo de materiales pétreos y la impermeabilidad de los suelos son factores que acentuarán los efectos del calentamiento global y reducirán drásticamente la biodiversidad urbana, incrementarán la intensidad de las islas de calor y generarán pérdidas materiales por las lluvias torrenciales.
Conseguir la resiliencia ante un entorno cambiante
Para hacer frente a estos desafíos, el informe insiste en la necesidad de actuar con intervenciones energéticas, de accesibilidad y mantenimiento sobre el parque edificado para adaptarlo a las condiciones actuales y futuras que se prevén más severas. “Que los edificios estén mejor aislados térmicamente, protegidos de la radiación solar, bien equipados y que sean capaces de gestionar eficientemente el agua nos permitirá mantener un nivel de habitabilidad muy alto a pesar de las condiciones exteriores adversas”, apunta el estudio.
El trabajo señala la gran oportunidad que se presenta, ante la urgencia de adecuar nuestras ciudades, de generar empleo y riqueza en un momento de reconstrucción económica. La movilización de inversiones parece garantizada tras los anuncios del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Programa para la Rehabilitación Energética de Edificios, dotado con 300 millones de euros y del Consejo Europeo de destinar el 30% del presupuesto y los fondos de recuperación postcoronavirus a la acción climática.
GBCe cree que esta inversión arrastrará grandes sumas de capital privado que incentivarán el sector de la rehabilitación, generarán empleo estable y serán una de las claves para la recuperación económica tras la crisis del COVID-19. Además, el texto recuerda que este trabajo debe tener en cuenta que gran parte de las viviendas con peores condiciones materiales se encuentran en barrios vulnerables, habitadas por familias con pocos recursos y en situación o riesgo de sufrir pobreza energética y problemas de salud derivados de estas condiciones. La rehabilitación es una gran oportunidad para acabar con la pobreza energética y la acción pública debe impulsarla con determinación.