La Unidad de Análisis de Sistemas del Instituto IMDEA Energía participa en el desarrollo de nuevos materiales de construcción con baja o nula huella de carbono, como el sulfatoaluminato cálcico o los carbonatos de magnesio, que pueden sustituir a las alternativas convencionales.
En la industria del cemento, la búsqueda de combustibles alternativos ha dominado la mayor parte de las innovaciones para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel industrial. Sin embargo, la mayor parte de emisiones provienen de la calcinación de la piedra caliza, siendo imposibles reducciones mayores sin la reformulación de la composición del clinker, componente principal del cemento.
Soluciones de baja huella de carbono
Entre las múltiples soluciones propuestas destaca el sulfoaluminato cálcico. Este tipo de cemento puede producirse sin cambios en la tecnología de la planta de producción, requiere una menor cantidad de energía térmica en su manufactura, y un consumo de caliza significativamente menor. IMDEA Energía ha demostrado que este material puede reducir hasta el 35% de la huella de carbono de la alternativa convencional, con unos costes prospectivos inferiores a los del cemento Portland.
Por otro lado, IMDEA Energía también ha demostrado la ecoeficiencia asociada al uso de carbonatos de magnesio en la fabricación de un material similar al yeso laminado en cuanto a propiedades mecánicas. Al estar compuesto por un carbonato, que deriva del dióxido de carbono capturado por absorción alcalina, el nuevo material tiene un alto potencial de huella de carbono nula o, incluso, negativa si se produjese a la escala industrial a la que se produce el yeso laminado. Para dicho resultado, es necesario la utilización de CO2 procedente de la industria, salmueras de desalinización como fuente de magnesio, y fuentes de alcalinidad sostenible.
La viabilidad de la producción y utilización de ambos materiales está siendo investigada por la Unidad de Análisis de Sistemas en el marco de dos proyectos de investigación industrial, financiados por Qatar National Research Fund y en colaboración con Gulf Organisation for Research and Development.