La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en Glasgow (Escocia) del 31 de octubre al 12 de noviembre, ha finalizado con un acuerdo global para acelerar la acción sobre el clima en esta década. Casi 200 países han acordado el Pacto Climático de Glasgow para mantener el compromiso de limitar la temperatura del planeta a 1,5 ºC y finalizar los elementos sobresalientes del Acuerdo de París. Destaca por ser el primero en la historia de las COP en mencionar de manera explícita la necesidad de eliminar de forma gradual la energía del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles.
Antes de la COP26, el planeta estaba en camino de un peligroso calentamiento global de 2,7 °C. Sobre la base de los nuevos anuncios realizados durante la Conferencia, los expertos estiman que ahora estamos en el camino de entre 1,8 °C y 2,4 °C de calentamiento.
Durante la Cumbre de Glasgow se ha llegado a un consenso sobre las acciones clave para hacer frente al cambio climático y se ha avanzado en tres objetivos: conseguir compromisos para reducir las emisiones para mantener el límite de calentamiento global de 1,5 °C; el objetivo de 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática para los países en desarrollo y vulnerables; y, en tercer lugar, lograr un acuerdo sobre el reglamento de París.
Reducir las emisiones de CO2 un 45% en 2030
La Unión Europea ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en más del 30% desde 1990. Con el Pacto Verde Europeo, presentado en diciembre de 2019, la UE aumentó aún más su ambición climática al comprometerse en alcanzar la neutralidad climática para 2050. En el marco de la COP26, entre otras iniciativas la Comisión Europea ha lanzado oficialmente el Global Methane Pledge, una iniciativa conjunta UE-EE.UU. que ha movilizado a más de 100 países para reducir sus emisiones colectivas de metano en al menos un 30% para 2030, en comparación con niveles de 2020.
El documento final de la Cumbre del Clima en Glasgow incluye el objetivo de reducir globalmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) un 45% en 2030 (sobre 2010) y la urgencia de acelerar la ambición climática en esta década, siguiendo lo expresado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Todos los países han acordado revisar y fortalecer sus compromisos de emisiones actuales hasta 2030, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), en 2022. Con el objetivo de mantener la presión sobre la ambición al más alto nivel, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, organizará un evento de líderes para debatir sobre ambición climática que se combinará con una cumbre de líderes en 2023.
Reglas para los mercados de carbono
El documento de la COP26 regula también de manera más precisa las reglas sobre los mercados de carbono establecidos en París. Pese a los esfuerzos de la Unión Europea para evitarlo, se abre la puerta a introducir unidades de mercado del Protocolo de Kioto en el sistema de París, lo cual tiene un potencial efecto negativo en la ambición. La Unión Europea ha acordado no usar este tipo de unidades y espera que otros países, aliados en la ambición climática, hagan lo mismo.
Por otro lado, se ha avanzado en garantizar la integridad ambiental de los mercados, ya que se consigue ajustar todas las emisiones para el cumplimiento, tanto para los países como para otros sistemas como el Plan de compensación y reducción de carbono para la aviación internacional (CORSIA). De este modo, cada tonelada introducida en el mercado viene respaldada por un sistema riguroso que evita contar dos veces las reducciones, fundamental para la rendición de cuentas.
Asimismo, se introduce una nueva regla que obliga a que un 2% de las reducciones generadas en los proyectos no puedan usarse para cumplir con los compromisos de reducción de emisiones, lo que refuerza la integridad ambiental de estos proyectos. Además, se da respuesta a una de las demandas de los países en desarrollo que están pidiendo más financiación para la adaptación. Así, se ha acordado que una tasa del 5% de las emisiones que se generen en los proyectos irá destinada al Fondo de Adaptación. De esta manera, se garantiza la previsibilidad de los flujos financieros para la adaptación.
Sobre el financiamiento climático, el texto acordado compromete a los países desarrollados a duplicar la participación colectiva del financiamiento para la adaptación dentro del objetivo anual de 100.000 millones de dólares para 2021-2025.
Las partes también se comprometen a un proceso para acordar la financiación climática a largo plazo más allá de 2025. La COP26 también decidió establecer un diálogo entre las partes, las partes interesadas y las organizaciones pertinentes para apoyar los esfuerzos para evitar, minimizar y abordar las pérdidas y los daños asociados con el cambio climático.
España aumentará su financiación climática hacia 2025
Por su parte, España está alineada con el compromiso de la Unión Europea de reducir un 55% sus emisiones en 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. Para ello, se están dando pasos decisivos en las inversiones españolas, tanto públicas como privadas. En este sentido, 30.000 millones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se destinarán en los próximos tres años a la transición ecológica.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en la Cumbre de Líderes en el inicio de la COP26, el compromiso de España de aumentar la financiación climática para llegar en 2025 con un incremento de un 50% respecto al compromiso actual. El objetivo es alcanzar los 1.350 millones de euros anuales a partir de 2025.
Por otro lado, España aportará 30 millones de euros al Fondo de Adaptación de la ONU en 2022, y destinará el 20% de sus derechos especiales de giro a países vulnerables, con un mínimo de 350 millones de euros. Entre otras cuestiones desarrolladas durante la Cumbre, España se ha sumado a la iniciativa ‘Bosques y uso de la tierra’ para detener la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030.
La Cumbre de Glasgow da un paso más sobre el cambio de enfoque que se inició en la COP25 de Madrid, amplificando la acción más allá de los gobiernos con un claro reconocimiento al papel de la sociedad civil. Este cambio de enfoque se visibiliza con el gran avance de la iniciativa Race to Zero, que reúne a los actores no estatales de todo el mundo para reducir a la mitad las emisiones mundiales en 2030, cuenta con compromisos que cubren el 25% de las emisiones mundiales de CO2 y más del 50% del PIB.